viernes, 31 de diciembre de 2010

La ley de la atracción y los deseos para el futuro



Entrada publicada por Jose C.





Seguramente habréis oído hablar de ella, pues en los últimos tiempos hay cierto empeño divulgar esta capacidad. Es algo que venimos utilizando desde siempre -que yo sepa- pero a menudo de manera inconsciente. Por ejemplo, la expresión "ojalá me toque la lotería" u "ojalá consiga ese trabajo" y tantas cosas de este tipo. También los hay deseos malsanos como "mal rayo te parta" o "por ahí te pudras" y montones de combinaciones lingüísticas que todos conocemos en este sentido. No recuerdo a nadie, por muy escéptico que se autodefina, que en ningún momento haya invocado algún tipo de deseo. Es por tanto esto de desear y esperar que se manifieste tal deseo, algo intrínseco en el ser humano.




Para mi es una ley incompleta, pues entiendo que se ha extraído de la ley (llamémosla universal) de causa - efecto, también denominada de otras formas equivalentes, y que no es más que electromagnetismo, que parece estar presente en todo lo que se mueve en el universo, tanto a nivel físico como metafísico. Considerar solo la atracción en esta ley es ignorar el paquete completo de consecuencias, afectadas también por la repulsión o rechazo, que queramos o no va unida. Es decir, si formulamos adecuadamente un deseo negativo para alguien, por el efecto correspondiente esta persona tendrá una emoción-experiencia negativa, que de alguna manera proyectará a su entorno y acabará volviendo hacia nosotros, ya sea por caminos directos o al alcanzarnos en su deambular por el universo. Del mismo modo, si formulamos un deseo positivo para nosotros mismos pero que pueda repercutir de alguna manera en perjuicio de alguien, se ocasionará un efecto repulsivo que nos vendrá de vuelta.




Visto así, desde la convicción de que el universo no funciona de manera fortuita o caprichosa, convencido por tanto de que lo que ha de pasar depende de como pensemos y actuemos en el presente, me propongo para 2011 y en adelante desear tanto para mi como para el resto de seres inteligentes, que además tenemos la facultad de crear conscientemente, reflexionar sobre nuestros actos, costumbres y pensamientos mas o menos automáticos, al objeto de contener nuestros impulsos de repulsión ante las situaciones que vivimos y pararnos a valorar si lo que estamos pensando, realmente será para propio beneficio aún cuando se tome consciencia de que perjudicará a otro, y así por ejemplo, tener presente que hay muchos seres en la tierra, hermanos, que no pueden participar en estos espacios, ya no porque no tengan medios, sino porque dedican su existencia a subsistir, tratando de vencer retos tan elementales como el hambre y la enfermedad, valorando si en estas décadas de crecimiento económico y de bienestar social ha habido algún beneficio para ellos o reducción alguna de este mal, mientras luchamos por nuestros deseos de mejora sin considerar a quienes se quedan atrás. Me parece algo fundamental para poder hacer realidad nuestros deseos más profundos y más aún en los tiempos que vivimos, en los que se prevé un importante cambio en el que deberemos participar con nuestra mejor voluntad. Recordad que todo se mueve y se manifiesta como energía, que no se destruye y que, lo creamos o no, nosotros la canalizamos y la dirigimos.

Así pues, deseo un ¡FELIZ 2011! y sucesivos, y que nuestros propósitos estén cargados de energía para proyectar amor hacia nosotros mismos, nuestros seres más queridos y hacia la humanidad, que de seguro, así nos irá mucho mejor.



Finalizo este texto señalando también algo muy importante, el agradecimiento, y en concreto el mío hacia tod@s vosotr@s por estar ahí, acompañando con vuestras visitas y comentarios y especialmente a Ángeles y Mercedes por dispensarme un hueco en este blog compartido por tanta buena gente.

Abrazos,

Jose C.




contador

martes, 28 de diciembre de 2010

EXTERIORES

Autora del texto Ángeles Hernández Encinas


 Nadie bailaba como ella. En público se transfiguraba y era un cisne de cuello largo que se deslizaba sobre el escenario como si fuera un remanso de agua. Sus manos estaban vivas, sus brazos adquirían la tersura y volumen de alas al viento y con las piernas giraba, saltaba, cabrioleaba y hasta volaba. En cada escenario, en cada nueva ciudad de norte o sur, oriente u occidente, conseguía llegar al corazón y a la sensibilidad de los más exigentes y también de los más tolerantes; todos le regalaban miles de aplausos, cientos de ovaciones, calurosos y enfervorecidos vítores.

Captaba el favor de los otros también fuera de la escena, lo mismo cuando lucía modelos de “haute couture” que en ella brillaban con luz cegadora, que llevando unos jeans y una sudadera. La cámara la amaba y con la prensa tenía una relación siempre lisonjera. Nadie sabía su edad exacta y ella aseguraba que, ni más ni menos que, la del personaje que representaba en cada momento.

Sin embargo, su vida privada era absolutamente desconocida. Blindada a cualquier mirada había logrado, gracias a su habilidad con los medios, un muro de silencio absoluto cuyo misterio aumentaba el encanto y respeto que inspiraba. Sólo ella sabía que al traspasar el umbral de su búnker de acero, la soledad más sola, la tristeza más profunda y la decrepitud más decadente, la convertían en un ser miserable, irreconocible incluso para las personas que, de manera mercenaria, se dedicaban al cuidado de su persona y de sus bienes. 

Su existencia únicamente tenía sentido en el aplauso y el reconocimiento. Necesitaba ese alimento ya que de sí misma nada amaba.

jueves, 23 de diciembre de 2010

NOCHEBUENA PRIVADA

Autora: Ángeles Hernández Encinas

 

Cuando nuestra madre, con 38 años y cuatro hijos ya criados, supo que estaba embarazada, se llevó un pequeño disgusto.  Ahora que solamente falta un mes para el nacimiento de la criatura,  está estupenda: tan guapa como siempre su cara radiante sonríe a todas horas, esperando  impaciente que llegue el momento. A papá también  le notamos  muy contento, se le cae la baba cuando mira a su esposa y a todos nos cuenta lo bonita que va a ser la niña nueva.  Pero los más ilusionados somos nosotros, los hermanos mayores, soñando  con  cariños de azúcar y miel y con darle tantos mimos  que nos la vamos a comer a besos.


En casa todo está preparado, la cuna chiquita cubierta de puntillas y lazos, pañales, polainas, arrullos, peleles, patucos, baberos, y un precioso traje de cristianar de organdí y encaje. Todavía no estamos seguros de cómo se va a llamar,  de momento es simplemente “la niña”.

 

Estamos en fiestas,  mañana  es Nochebuena y hoy, después de oscurecer,  los dos mayores hemos salido  con los amigos a cantar villancicos y rondar  por las calles,  como  es costumbre en nuestro pueblo.  A las once ya es hora de recogerse y tomamos rumbo a casa. Pocos metros antes de nuestro destino encontramos a nuestros padres caminando en dirección contraria. La noche de invierno está templada, el paseo es agradable y nos explican que van  a acercarse tranquilamente hasta la clínica del Jardincillo,  para que miren a mamá que está un poco "revuelta".

 
Hora y media más tarde, cuando ya empezamos a estar preocupados, regresa papá solo. Viene con prisas y con la alegría iluminando sus rasgos serenos y su amplia frente.

- ¿Qué tal mamá? ¿Dónde está? -preguntamos ansiosos.

- Está con la niña- contesta  algo despistado.

- ¿Es que ya ha nacido?, ¿tan pronto?, pero ¿y mamá? -inquirimos otra vez. 

-¿Mamá?, bien, muy bien, todo ha ido muy rápido, perfecto. Vengo a por la ropa y las cosas. Belén, la niña se llama Belén que ya estamos a veinticuatro, es preciosa, chiquitita, muy bien hecha –nos informa  a modo de telegrama nuestro progenitor que, como rabo de lagartija, se mueve por toda la casa rebuscando.

 

Por la noche, en la cena de  “La Nochebuena”  estamos todos. Los padres, los cuatro de siempre y la niña Belén, redondita la cara, chiquitas las manitas, muy preciosa. Nochebuena especial con nacimiento privado.  Noche-buena, noche maravillosa.


lunes, 20 de diciembre de 2010

NO TE SUPE PERDER" , DE SALVADOR NAVARRO

Autora de la Reseña: Ángeles Hernández Encinas 

Salvador Navarro nació en el año 1967 , en un barrio de clase media de una Sevilla que aún veía la tele en blanco y negro. Después del Bachillerato en un colegio religioso, estudió Ingeniería Industrial y con la universidad casi concluída ”la mili” fue la ocasión para lanzarse a escribir su primera novela, "Tres", nunca publicada pero fundamental para saber que jamás dejaría de contar historias. Terminada la carrera empezó a trabajar en Renault con mucha teoría en la cabeza y poca idea de lo que era la industria. Dice S.N. “allí me hice como hombre, me di valor como persona y encontré una base profesional para construir una vida más que digna” Por esa época tuvo ocasión de ponerse en contacto con la editorial Jamais responsable de la primera publicación de una de sus historias, "Eres lo único que tengo, niña" (2002). Después vendrían  “Rosa O” (2004) y “Andrea no está loca” (2008). En Junio de 2010 se editó “No te supe perder” su mejor novela, finalista del XIX Premio Internacional de Novela Luis Berenguer.  En la actualidad tiene muy avanzada su próxima obra en la que habla  del amor en su vertiente más generosa.

El libro que hoy comentamos, llegó a mis mano por azar, recomendado en las jornadas literarias "Ábrete libro" por el propio autor, un sevillano que se gana la vida como ingeniero industrial. Aunque quizás nada es casualidad y estaba previsto que, la cuarta novela de Salvador Navarro, fuera una de las lecturas que más me conmovieran  en este año que acaba. “No te supe perder” es, en mi humilde opinión de lectora, simple aficionada pero entusiasta y plural, una novela de las que dejan huella.

El maltrato de género, casi siempre abordado desde una sola perspectiva, nos es mostrado aquí como un problema complejo, multicausal, en ocasiones difícil de identificar o de prever, que puede asustar incluso al propio maltratador y que muchas veces tiene un componente cultural de aguante, consentimiento y tolerancia. Se presenta de una manera muy acertada, clara, concisa y específica, pero también sin el morbo negativo  de escenas  desagradables, burdas o sensacionalistas.
 
El autor domina los diálogos y la caracterización psicológica y biografía de todos los personajes que, de forma cuasi coral, intervienen en la obra, mostrando con ello un profundo conocimiento del alma humana, polifacética, contradictoria y capaz de todo lo bueno y todo lo malo. Entre esta amalgama de personajes perfectamente definidos, cuyas vidas se entrecruzan para dar lugar a la tupida y sin embargo transparente red que conforma esta historia, quiero destacar a Marga, Lucía, Roberto, Jordi el Pirata, Lola, Rocco y al nexo de unión entre ellos y eje en torno al que todo gira: Yann. Este coprotagonismo permite, según palabras del propio Salvador Navarro, “ tener muchos prismas, no sólo para poder tratar el tema del maltrato, sino también para abordar relaciones emocionales secundarias que me parecían fundamentales en la trama”.

Desde el punto de vista de la estructura narrativa y dado el gran número de actores, la obra está diseñada de manera muy cuidadosa, dividida en capítulos con el nombre de los personajes y delimitando periodos concretos de tiempo, para facilitar la localización de los diferentes ambientes y el desarrollo de la trama.

No es mi intención en esta reseña contar el argumento ni desentrañar los secretos que ha de ir descubriendo el lector, por eso me permito citar dos detalles, especialmente curiosos, que no influyen en el mismo: la existencia de una historia dentro de la historia en forma de obra de teatro, “Craneoterapias“, y la magnífica descripción de los lugares en los que se desarrolla la acción, Sevilla y la costa este de Cádiz.

Leyendo esta prosa profunda y de alta calidad he experimentado la emoción que se siente ante una obra de arte. Pueden parecer exageradas mis apreciaciones, subjetivas, y por tanto, no aptas para sentar cátedra, pero sé lo que me gusta y por qué. Con ese convencimiento, recomiendo encarecidamente su lectura, a todos los que amen la buena literatura y disfruten con ella.

FICHA TÉCNICA  
Título: "No te supe perder"
Autor: Salvador Navarro.
Editorial: Guadarrama  (2010)

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Belleza, espiritualidad y sexo.


Entrada publicada por Jose C.



La creación no deja de sorprenderme, en especial en la línea del humano, porque si es cierto que la naturaleza guarda aún muchos secretos, también lo es que la capacidad creativa de la mente parece inagotable.

Lo que os voy a contar hoy es una curiosa novedad que entraría en la sección de cotilleos, aunque una vez terminado mi análisis personal no queda como una innovación creativa humana, pues la considero como una versión adaptada a nivel popular de los rituales elitistas secretos que nos sugieren las teorías conspirativas.

Hace poco, hablando con una amiga inquieta por el conocimiento de la verdad, me contaba uno de sus episodios vividos en su viaje hacia el saber. Le ofrecieron asistir a una reunión (en esta ocasión, exclusivamente femenina) en la que se realizaba la presentación de una serie de sesiones esotéricas que conformarían un curso y por el que tendría que pagar una considerable cantidad de euros. La presentación se celebró en un local reservado de un centro de estética, convenientemente aislado y acondicionado para estos menesteres, con velas, flores e imágenes de maestros ascendidos, reconocidos por el movimiento Nueva Era y decorados a modo de pequeños altares. Para sorpresa de mi amiga y como preámbulo, fueron expuestos una serie de utensilios "tupper sex" para la apreciación de las asistentes, evidenciando la capacidad humana sobre el aprovechamiento de recursos, sobre todo en cuanto a negocio se refiere. También hubo café e infusiones. Rebasado el preámbulo, entraron en materia con una serie de conceptos recibidos de los mencionados maestros, que ofrecen caminos para descubrir los enigmas de la vida. Conforme avanzaba la presentación, mi amiga, con la lógica intención de enterarse de lo que realmente se ofrecía, no perdía oportunidad de preguntar sobre las dudas que le iban aconteciendo y cuyas respuestas no le resultaron satisfactorias, pero al terminar la reunión y aprovechando las despedidas, la ponente le habló sobre el estado de un ser querido fallecido, hecho que supuestamente no debía conocer y que ponía de manifiesto su poder para canalizar mensajes del mas allá.

No lo se, pero si fue una visión real de la vidente o un montaje, para mi es lo de menos. Estoy convencido de que las canalizaciones existen, pero lo importante es discernir hacia donde les llevan a las personas que recurren a las de este tipo, y aún más, que es lo que buscan. Me basta analizar el entramado de adornos de estas experiencias para comprender que se trata de un atajo espiritual que reconduce a una realidad equivalente a la que vive el explorador, aunque posiblemente menos densa. Al ser humano le pierden muchas cosas y una de ellas es la pereza por la introspección, que le puede dar la respuesta a tantas cosas que no puede encontrar buscando fuera; pero no le da tanta pereza hacer uso de sus debilidades para hacer negocio y de paso hacer proselitismo para esta enigmática densidad, cosa que al parecer es tan deseada por los maestros de este movimiento espiritual. Para mí, el amor verdadero es el camino y comprender esto supone el principio de nuestra lucha.


Abrazos,

Jose C.




contador

lunes, 13 de diciembre de 2010

Entrevista Manuel Ariza Canales


Mientras la autora titular de este vuestro blog continúa concentrada en su nuevo trabajo, os dejamos hoy una interesante entrevista realizada por Manuel Ariza Canales, publicada en el Diario Córdoba el sábado pasado y por la que podréis conocer mejor los entresijos y la esencia de “La última vuelta del scaife”.
Os dejamos con ella.
Mercedes Pinto
Manuel Ariza Canales

La narrativa es el arte de contar buenas historias. Después de leer La última vuelta del scaife de Mercedes Pinto (Ediciones Irreverentes), ese sencillo axioma vuelve a ser evidente. Porque esta no-vela es, ante todo, un gran relato de aventuras. Que en torno a él puedan hilvanarse, de manera casi natural, interesantes reflexiones acerca de la condición humana no constituye sino una enriquecedora consecuencia de la vida y la emoción que destilan sus páginas. La larga existencia de Josué, el protagonista, abarca casi todo el siglo XX. Vive la Gran Guerra siendo aún un niño, la brutal crisis económica acaecida en la Alemania del periodo de entreguerras, la huella que dejó la esclavitud en las colonias africanas, el ambiente tenso de la Guerra Civil española durante el tiempo que vivió en Madrid y, final-mente, las secuelas del holocausto a su vuelta a Essen. Una épica personal en unos tiempos convulsos que supusieron el sangriento canto de cisne del idealismo romántico que había empapado toda una época de revoluciones, frustradas esperanzas y utopías de progreso sin fin a costa de la explotación colonial.

–¿Qué sueños persigue Josué en sus viajes?
–Al principio, él mismo cree que sale de su tierra para buscar la fortuna que le permita contraer matrimonio con la muchacha de la que se ha enamorado. Pero poco a poco va descubriendo que su auténtica motivación es otra. Que tal vez, como escribió Kavafis acerca de Ulises, Ítaca no sea más que el pretexto para seguir amasando experiencias, autoconocimiento... Si la vida es un viaje, el viaje es su propia justificación.
–¿Cómo se le ocurrió esta novela?
–Desde hace muchos años hay una pregunta recurrente en mi vida: ¿qué es la religión para el ser humano?, ¿una ayuda para el camino o un lastre? De alguna manera, con esta novela, me obligué a reflexionar y me contesté.
–Hace falta valor para embarcarse, nunca mejor dicho, en un proyecto tan ambicioso.
–No necesité valor por una sencilla razón, lo hice casi sin darme cuenta. Al principio fue como un juego, un ejercicio literario personal, un acicate para ser más consciente cuando viajaba o consultaba libros de historia. Pero cuando conté los folios... ¡Más de dos mil! Así que no me quedó otro remedio que decirme a mí misma: ordena esto, elimina todo lo que sobra y quizás alguien quiera leerlo.
–¿Cómo te documentaste para la recreación de las diversas épocas que recorre tu protagonista?

–La narración se desarrolla a lo largo de casi todo el siglo XX y en varios países, lo que me llevó mucho tiempo de documentación; de los dos años que supuso escribir la obra, uno y medio lo dediqué a documentarme, consultando en las más diversas fuentes: libros, documentales, internet... Incluso estuve en Berlín visitando el campo de concentración de Sachsenhaussen, una construcción pensada para hombres y gemela a la de Ravensbruck, que a finales de la guerra se convirtió en un campo de exterminio en toda regla, para poder comprobar en persona la fidelidad de lo que había escrito. A veces los detalles más nimios pueden suponer semanas de trabajo, como encontrar una carta de arresto de la Gestapo o un buque de carga y pasaje de principios del siglo pasado que se ajustara al recorrido y las condiciones.

–Por cierto, Mercedes, ¿qué es la aventura?

–Enfrentarse a la adversidad, en definitiva, vivir. Aunque, y que esto quede entre nosotros, yo escribo para poder disfrutar de las aventuras que no tengo el coraje de vivir. Me da pavor subir a una montaña; pero, sin exponerme, puedo imaginar lo que se siente al mirar el mundo desde allí arriba o lo que hay tras ella.

–Sí, hay que ser muy cobarde para escribir sobre asuntos emocionantes. ¿Un personaje marcado por el destino? ¿Cree también que todo está escrito, que Dios o una fuerza superior es el novelista de nuestras vidas?

–La pregunta del millón. Creo que, de alguna manera, hay un novelista y una novela con mayúsculas, un proyecto con una trascendencia que se nos escapa. Pero también creo que cada uno decide si forma parte de él o no. Cuando a Corto Maltés, el personaje de los comics de Hugo Pratt, una gitana le leyó la mano y le dijo que no tenía la línea de la fortuna, él sacó una navaja y se la trazó con un corte profundo que habría de dejarle una cicatriz de por vida. Así que, bien mirado, no creo tanto en el destino como en el espíritu humano. Un espíritu que puede verse disminuido por la educación, el entorno social en que se nace y se crece. Las primeras páginas de nuestra propia novela las escriben por nosotros, pero en el nudo y el desenlace tenemos mucho que decir y hacer. Y siempre, por difíciles que sean las circunstancias, podremos optar entre el bien y el mal.

–Dos temas esenciales de su novela son el amor y la amistad. A su juicio, ¿en qué se diferencian y en qué se parecen?

–El amor es el tronco, la amistad es una rama.

–¿Cómo definiría su estilo?

–Claramente humanista. Me gusta hacer conversar a mis personajes sobre los te-mas de siempre, sobre lo difícil de vivir, ¡tan duro y bello a la vez! No soy una escritora de género, de hecho ninguna de mis novelas repite género por el momento, lo que sé lo he aprendido de los clásicos, esos que siempre tienen un hueco en las librerías.

–Presente su novela en cincuenta palabras.

–¿Tienen que ser cincuenta? Vale, allá voy: es una obra que, sin efectismo barato, pretende impactar; y cuyo objetivo de fondo es rescatar las dudas existenciales de siempre, esas que en nuestros días hemos decidido obviar para anestesiar la conciencia. Mis personajes no son intelectuales, descubren el sentido de la vida viviéndola, arrojándose con pasión al torrente de una aventura única. Cuéntelas. –Sesenta y tres. Pero le dejo pasar.

contador

viernes, 10 de diciembre de 2010

CARTA A LA AMIGA QUE ACABA DE IRSE

Autora: Ángeles Hernández Encinas


 
En el velador de mi casa, hoy vacío, no faltaste a mi último cumpleaños.


Querida Ester:

Cuando te pensamos, es a una mujer curiosa, ávida de conocimientos, siempre inquieta por saber y descubrir, navegando por todos los mares, desde el Cantábrico al Báltico, sin olvidar el Atlántico y el virtual, a quién estamos viendo.

Si te recordamos, tu sonrisa tranquila, tu calma serena, tu optimismo perenne y tu fuerza inagotable para hacer, para luchar, para explorar, para seguir adelante… nos hace sonreír.

Y es al añorarte, cuando echamos en falta a la amiga que siempre está, a la que escucha, generosa, regalosa, encantadora, encantada …

Por todo eso y porque te queremos…

Hoy no te vas, te quedas con nosotras, tus amigas, a las que tanto has amado, a las que tanto has cuidado y en cuya memoria siempre seguirás viviendo.

Oviedo 11.11.10

martes, 7 de diciembre de 2010

¿¿¿LA HABANA ES CÁDIZ CON MÁS NEGRITOS???

 Autora: Ángeles Hernández Encinas



Vivo en La Habana, Cuba, estamos en 1995, mi nombre es Julián y tengo 35 años; mulato, de piel oscura, desciendo de una raza de hombres y mujeres de origen lejano y cultura muy distinta a la del Caribe que nos rodea. Soy médico, un buen médico que trabaja con una enorme escasez de medios y mucho entusiasmo, aunque, a medida que los recursos disminuyen de manera escandalosa, el entusiasmo va perdiendo importancia. Si miro a mi alrededor no puedo quejarme: tengo buenos amigos, madre y hermanos, soy bien tratado por el régimen al que he dado mis mejores años y aunque, cada vez menos, aún me siento útil, aún me siento vivo. Como no tengo hijos a los que alimentar, me voy arreglando con mi parco salario a pesar de las dificultades para encontrar alimento; en cierto modo puedo considerarme un privilegiado en este país que se desmorona y al que he dejado de considerar el paradigma de la igualdad y la solidaridad.

Resignado a vivir como me ha tocado en suerte, igual que muchos de mis compatriotas no me desespero y canto, bailo, río y amo sin mesura, que eso es también propio de estas tierras cálidas y sabrosas.

De vez en cuando nos reunimos con media docena de españoles adinerados, cultos y sin grandes problemas, que vienen a descansar a la Habana varias veces al año; pasamos buenos ratos hablando y discutiendo, animados por el ron, el plátano frito y algunas viandas y fruslerías capitalistas. Uno de ellos, Alejandro, que no parece integrarse en el grupo y se muestra serio, introvertido y poco simpático, es el responsable de que la frágil estabilidad en la que me muevo, esté a punto de romperse. No recuerdo exactamente desde cuando estoy enamorado de él pero cada nuevo viaje se hace más evidente nuestra atracción, nuestra sintonía y, a medida que pasa el tiempo, nuestro intento de compromiso. Ahora ya no me causa prejuicios morales abandonar estas tierras para compartir mi futuro con el hombre que me ha cautivado, por muy capitalista que sea. Mi amor me ha hecho insolidario y deseo con todas mis fuerzas irme a España para vivir a su lado. Pienso que, siendo yo persona adicta al régimen y bien considerada, no habrá grandes problemas para salir de aquí, aunque en principio quizás tenga que ser de manera transitoria.

¡Inconscientes, ilusos, ingenuos! Ni mi currículum como combatiente varios años en África, ni mi trabajo impecable en Salud Pública, ni las influencias de personas que creíamos que podrían ayudarnos, ni siquiera la gran cantidad de dinero de Alejandro y sus “movimientos” desde España, nos permiten albergar la más mínima esperanza de que algún día podamos reunirnos al otro lado del Atlántico. Seguimos queriéndonos en la distancia y nos vemos cada vez que su trabajo le permite venir hasta la isla. A punto de perder las esperanzas, acabamos de caer en la cuenta de que hay una manera de salvar todos los impedimentos: algo muy sencillo, se trata nada más que de casarme con una española. Es la única vía que tenemos, pero la idea nos parece ridícula; además mi ética no me permite pasar por "comprarme una esposa".

Llenos de dudas y de contradicciones nos ha encontrado Elena, amiga de todos desde la adolescencia, que ha venido a disfrutar unos días en este paraíso natural. Cuando ha visto  a Alejandro consumido y derrotado por el agotamiento de todos los recursos disponibles, se ha ofrecido, sin pensárselo dos veces, a casarse conmigo para que pueda conseguir el ansiado permiso legal y salir de aquí.

¿Cómo no aceptar? Celebraremos la boda por todo lo alto, habrá traje, fotos, invitados, convite y viaje de novios con pasaporte cubano. Después me instalaré oficialmente en el domicilio de nuestra benefactora, que casualmente reside en la misma ciudad que mi amado Alejandro. Allí  he de estar empadronado y con presencia diaria durante un par de años, hasta que los inspectores de emigración den el caso por válido.

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2010, han pasado quince años; desde hace diez tengo la nacionalidad española, mi título homologado y, dada la escasez de sanitaros de la península ibérica, un buen trabajo como médico. Elena y yo nos divorciamos hace tiempo, sigo viviendo felizmente con Alejandro y ,juntos, nos acercamos a Cuba un par de veces al año para visitar y ayudar a mi madre y a mis hermanos.

Aún hoy me pregunto: ¿por qué yo? ¿qué hado benéfico me tocó con su varita eligiéndome ,precisamente a mí, entre tantas personas? y a menudo pienso: gracias Elena por tu generosidad, tanta que llegaste a arriesgar la limpieza de tu expediente judicial; gracias Alejandro por quererme tanto; gracias mamá, hermanos, amigos y paisanos por entenderme.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Información, desinformación

Entrada publicada por Jose C.

Vivimos tiempos de tensión global, en un constante tirar y aflojar que da la impresión de que, en cada aflojar, la cuerda se queda un poco más tensa que en el anterior, resultando así un incremento progresivo de esta tensión.

En las últimas semanas los medios retoman el conflicto de Las Coreas, movilizando EEUU una importante representación de su ejército a la zona, con China, Japón y Rusia, que parecieran querer participar. La economía (especialmente la española) sufre una caída, al parecer por el contagio de la “obligada” intervención de Irlanda, la esperada igualmente sobre Portugal y la desconfianza de los inversores, que desde hace dos días manifiesta una simultanea recuperación conforme Zapatero anuncia que “parece” que se va a proponer aplicar en serio sus directrices (las de los inversores) para iniciar la recuperación, muy conveniente por cierto, dadas las entrañables y sobre todo consumistas fechas que se aproximan. Antes de que la situación económica pueda dejar de representar un sobresaliente primer plano ya tenemos en pantalla una nueva desavenencia con Marruecos, la amenaza de huelga en aeropuertos… Mientras, WikiLeaks nos ameniza el panorama con la programada publicación de documentos que pretenden dañar la imagen del poder, y así, mientras ojeas los medios “oficiales” de información, los “alternativos”, intentas discernir entre información y contra-información, publicaciones u opiniones conspirativas y escépticas, pretendiendo sacar algo en claro de lo que está sucediendo, puedes sumergirte cada vez más en el mar de confusión en que vivimos. Eso si, puedes también asociarte con cualquiera de las tendencias conclusivas disponibles para dejar de preguntarte sobre las verdaderas causas de los problemas que mantienen esta tensión, pero en el fondo siempre quedarán dudas por resolver.

Para mi, de momento, la conclusión es que tenemos que estar tensos, por alguna razón que desconocemos, y distraídos, muy importante esto también. La cuestión es conducir al rebaño adecuadamente, pero ¿hacia donde?, ¡ah! no lo sabemos, estamos tensos y distraídos, que es de lo que se trata, ¿Si no, como podrían llevarnos a ese misterioso destino? ¿Será, por tanto, un destino indeseado, o tal vez es verdad que existe Papa Noel (o como se le quiera llamar) y nos tiene preparada una extraordinaria y agradable sorpresa?

Aquí seguimos, viéndolas venir mientras van llegando, impotentes ¿Pero por qué impotentes? Ah si, es que no parece que se pueda hacer nada. Claro, solo podemos movernos en la dirección marcada. ¿Cómo puede ser esto? ¿No hay salida? ¡Eso no puede ser, aquí hay algo que falla! Algo que no sabemos y que el titiritero debe saber, pero se ocupa bien de que no nos enteremos, ¿Pero, qué será? No se, todo esto es muy complicado. Bueno, vamos a seguir con lo nuestro, que si no, ¿a ver como pagamos las facturas, los préstamos, los regalos de navidad, llenamos la despensa para las fiestas...? Y después habrá que ir previendo el viajecito de semana santa, que cuando queramos acordar la tenemos encima. Aunque, ahora que caigo, la obrita pendiente de la casa, los gastos de los niños…, pufff. Ya pensaré en otro momento sobre lo que sucede en el mundo, conforme los medios nos vayan informando.