viernes, 30 de julio de 2010

Ego y Espíritu

Entrada publicada por Jose C.





Perdonad que ponga material de otro autor, pero me he encontrado esto navegando y de tanto que me ha agradado, quiero compartirlo.

Se trata de una escena que Wayne Dyer relata en su libro “Tus zonas erróneas… Tus zonas mágicas… Tus zonas sagradas….. Son los cimientos de tu YO SAGRADO”

Dos bebés se encuentran en el útero, confinados en las paredes del seno materno, y mantienen una conversación. Para entendernos, a estos gemelos les llamaremos Ego y Espíritu.

Espíritu le dice a Ego:

-Sé que esto va a resultarte difícil de aceptar, pero yo creo de verdad en que hay vida después del nacimiento.

Ego responde:
-No seas ridículo. Mira a tu alrededor. Esto es lo único que hay. ¿Por qué siempre tienes que estar pensando en que hay algo más aparte de esta realidad? Acepta tu destino en la vida. Olvídate de todas esas tonterías de vida después del nacimiento.
Espíritu calla durante un rato, pero su voz interior no le permite permanecer en silencio durante más tiempo.

-Ego, no te enfades, pero tengo algo más que decir. También creo que hay una madre.
- ¡Una madre! – Exclama Ego con una carcajada-. ¿Cómo puedes ser tan absurdo? Nunca has visto una madre. ¿Por qué no puedes aceptar que esto es lo que hay? La idea de una madre es descabellada. Aquí no hay nadie más que tú y yo.
Ésta es tu realidad. Ahora cógete a ese cordón. Vete a tu rincón y deja de ser tan tonto. Créeme, no hay ninguna madre.

Espíritu deja, con renuencia, la conversación, pero la inquietud puede con él al cabo de poco.
- Ego – implora-, por favor, no rechaces mi idea. De alguna forma, pienso que esas constantes presiones que sentimos los dos, esos movimientos que a veces nos hacen sentir tan incómodos, esa continua recolocación y ese estrechamiento del entorno que parece producirse a medida que crecemos, nos prepara para un lugar de luz deslumbrante, y lo experimentaremos muy pronto.

- Ahora sé que estás completamente loco – replica Ego -. Lo único que has conocido es la oscuridad. Nunca has visto la Luz. ¿Cómo puedes llegar a tener semejante idea? Esos movimientos y presiones que sientes son tu realidad. Eres un ser individual e independiente. Este es tu viaje. Oscuridad, presiones y una sensación de estrechamiento a tu alrededor constituyen la totalidad de la vida. Tendrás que luchar contra eso mientras vivas. Ahora, aférrate a tu cordón y, por favor, estate quieto.

Espíritu se relaja durante un rato, pero al fin no puede contenerse por más tiempo.
- Ego, tengo una sola cosa más que decir, y luego no volveré a molestarte.

- Adelante – responde Ego, impaciente.

- Creo que todas estas presiones y toda esta incomodidad no solo van a llevarnos a una nueva luz celestial, sino que cuando eso suceda vamos a encontrarnos con la madre cara a cara, y conocer un éxtasis que superara todo lo que hemos experimentado hasta ahora.

- Estás realmente loco. Ahora sí que estoy convencido.




miércoles, 28 de julio de 2010

DEFECTOS DE SERIE



Entrada publicada por Jose C.






En su ensayo, “Alegro ma non troppo”, Carlo Cipolla enumera las leyes fundamentales de la estupidez. De ellas me llaman especialmente la atención la 1ª y la 4ª, que fundiéndolas vendrían a decir que subestimamos el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo y su potencial nocivo.
Según las observaciones de Carlo, da igual la clase social y el lugar geográfico; siempre hay una cierta cantidad de estúpidos –personas que causan daño a otras sin obtener beneficio e incluso obteniendo un perjuicio para ellos- allá donde mires.
Os cuento todo esto porque hace unos días me acordé de este libro (que por cierto, si no lo conocéis os lo recomiendo, es cortito, ameno y tiene cosas interesantes para aprender y pensar) después de charlar con un amigo, buena gente, entrando un poco en el tema los engaños del sistema y el consumismo.
El cerró la conversación diciéndome que somos simples eslabones de una cadena de la que nada podemos hacer por soltarnos. En su caso, le basta con mantenerse ilusionado con lo que sea, (deporte, viajes, pasear, cine, conciertos, etc.) para recibir cada día con positividad y realizarse de esta forma. Me decía que el humano es imperfecto, hasta el punto que un asesino o un violador de niños puede no sentir remordimiento alguno por sus actos. Los humanos llevamos grabado de serie inevitablemente la avaricia y la codicia, me decía.
Ante su concluyente respuesta, en ese momento, no pude decir nada, a pesar de mi decepción. Creo que hubiera sido estúpido por mi parte tratar de convencerlo de otra cosa y más aún juzgarlo y arriesgarme a perder su amistad, pero me cuesta asumir que avaricia, codicia y cualquier otra expresión del mal esté grabado el humano inevitablemente.
Así que, cuando en un principio me angustiaba lo que parecía una experiencia desagradable ha resultado ser una genial revelación. Cometer una estupidez es muy fácil si no estás atento a tus pensamientos e impulsos antes de convertirlos en actos. De hecho ahora me parece que es la base de los males de la humanidad ¿o acaso no es estúpido esquivar el amor?
No siempre se descubre al estúpido si no miras bien, quizá puedas ser tú mismo.

Saludos.

Jose C.



domingo, 25 de julio de 2010

Microrrelato




Mi corazón se desborda, no puedo abarcar tanta inmensidad.
Sé que me entendéis.
Volveré pronto, no me olvidéis.

Publicado por Mercedes P.


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El poder de la mente consumista

Entrada publicada por Jose C.





Hace un tiempo, por recomendación de una persona muy querida e inmerso en una crisis emocional, compré un libro cuyo título no voy a desvelar, aunque probablemente algunos lo intuyan. Después he ido descubriendo que hay cantidad de material publicado en este sentido: libros, Web, videos, etc.
En él se desvela el poder de nuestra mente, pero mi sorpresa fue cuando conforme avanzaba el libro, este incitaba mayormente el uso de tal poder para conseguir deseos y bienestar materiales. Aunque me faltó poco, no llegue a terminarlo, busqué otras cosas que fueran más acordes con mis inquietudes y las encontré. Por supuesto, agradezco profundamente la recomendación de este libro, que aunque no me llevó a iniciarme directamente en la dirección que necesitaba, si que fue como un estimulante chispazo.

En la película “Cometas en el cielo”, Amir Jan le resume a su amigo un cuento en el que un hombre muy pobre encuentra una taza mágica que convierte las lágrimas en perlas y al final de la historia el hombre se encuentra sobre una montaña de perlas, con un cuchillo en la mano y su mujer muerta.

Igual que en el cuento al pobre le vence la avaricia usando el poder de la taza mágica, incluso a costa de la muerte de un ser querido y su propio dolor, resulta que podemos usar el poder de nuestras mentes de manera similar. Porque si nos informamos un poco, podremos ver que buena parte de nuestras comodidades proviene en alguna medida del trabajo de personas explotadas, sin mayor expectativa que sobrevivir, si es que no mueren mientras trabajan.

Tengo la impresión de que quien está interesado en mantenernos consumiendo encontró una nueva herramienta para alentarnos a tal actitud, esta vez revelándonos un poder que antes no interesaba que fuera conocido, que entraba dentro de la zona del miedo y en cambio ahora es una forma genial de conseguir lo que queramos, sobre todo si se trata de cosas que se tocan, se ven…...

A veces me pregunto como podemos pensar que al haber nacido en un lugar y unas circunstancias comparativamente favorables, tenemos derecho a mirar desde la distancia las miserias de los que viven circunstancias realmente penosas sin hacer nada; tan solo un gesto de pena y volver la mirada hacia nuestras “imprescindibles” comodidades, como si el sufrimiento de nuestros hermanos nos fuera ajeno.

Pesando en esto, habrá quien responda automáticamente que no puede ser de otra manera; el sistema está montando así y no hay posible vuelta atrás, por que una drástica reducción del consumo provocaría el caos antes de conseguir que el estado de bienestar se extienda a todos los puntos de este planeta, ya que, los recursos son limados y no hay para todos.

Mientras tanto aferrados a nuestros privilegios y conscientes del problema, resulta que nos estamos cargando el planeta, nuestra casa, haciendo un uso desmedido y egoísta de sus recursos. Pero somos tan listos y tenemos unas tecnologías tan avanzadas que depositamos nuestra fe en que esto tendrá una solución, eso si, siempre manteniendo nuestras comodidades. Ni siquiera nos preocupamos realmente de los que continuaran la vida en la tierra después de que nosotros ya nos hayamos ido, porque no parece haber nadie que lo garantice, es más, los pronósticos no son muy alentadores.

Habitualmente llenamos nuestros vacíos con cosas que se compran con dinero, sin pararnos a pensar y aún sabiendo que el vacío volverá a aparecer, pero no nos preocupa mientras sepamos que seguiremos teniendo dinero para volver a llenarlo. Ahora además nos enseñan a concentrar el poder de nuestra mente para materializar nuestros deseos. Eso si, si vemos menguar nuestros recursos económicos nos echamos a temblar, en muchos casos, por que peligran nuestras “necesidades”. ¡Que empiecen a ser más sensatos nuestros vecinos, jefes, alcaldes………, que después empezaré yo!!

Creo que, si descubriéramos nuestro poder, cada uno tuviera en cuenta su conciencia cuando vamos a consumir y poco a poco fuéramos valorando realmente nuestras necesidades, pronto, antes de lo esperado, descubriríamos que hay recursos de sobra, el planeta lo agradecería, nuestros hermanos pobres también, recuperaríamos la confianza de que dejamos un hogar para los que continuarán la vida aquí y veríamos resolverse un sin fin de conflictos actuales.

¿Vosotros no?

Abrazos,

Jose C.








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martes, 20 de julio de 2010

El despertar de la conciencia

Entrada de Jose C.


No esperaba tener lista una nueva entrada tan pronto, pero es que me ha salido de corrido y aunque resulte seguido os la dejo, que como dice el dicho: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”








Hoy quiero entrar más de lleno en compartir mi vagar por la búsqueda de la verdad que desde hace un tiempo llena mi espacio libre de ocupaciones ineludibles.
Aprovecho para expresar mi agradecimiento a tanta gente que participa exponiendo información en este magnífico medio que es Internet ya que sin ellos me hubiera costado mucho más llegar a las conclusiones que, a día de hoy, tengo para seguir avanzando en mi búsqueda.
Lo que primero que encontré fue una gran cantidad de información que pretende desvelar las mentiras, las técnicas manipuladoras del poder, teorías conspirativas, expuestas mayormente desde la indignación. Noticias que no suelen publicarse en los medios de comunicación tradicionales y que si lo hacen suele ser de manera que los televidentes, radioyentes y lectores de prensa no capten el contenido real. Hay abundante contrainformación disponible en la red.
Paralelamente iba encontrando un amplio campo de alternativas a la vida basada en estas mentiras: Nuevas interpretaciones y versiones sobre nuestro origen e historia, el convencimiento sobre de la existencia de vida extraterrestre y su relevancia en nuestra realidad, la existencia de ecoaldeas como forma de evitar las barreras del sistema, la posibilidad de alcanzar niveles superiores de conciencia mediante la meditación, drogas, etc., diversidad de alternativas a la medicina que generalmente recurrimos, profecías, etc.
Actualmente me llama la atención el descubrir como distintos bandos que en principio parecen luchar por el conocimiento de la verdad, se denuncian de falsedad entre ellos.
Y es que los humanos somos así; tenemos tendencia a acaparar protagonismo, a pretender ser los portadores de la verdad absoluta y para conseguirlo no encontramos nada mejor que adaptar esa verdad, manipulándola.
Además, no es de extrañar que aprovechando las actuales circunstancias en las que mucha gente ha perdido la confianza en el poder, haya brotado una nueva elite (o quizá la misma que actualmente tiene el poder, pero disfrazada) que está aprovechando la situación para montar una nueva mentira y dar continuación a la manipulación de la población con nuevos métodos.
Total, un lío al que si le prestas demasiada atención puedes acabar sumergido en un mar de confusión que te impide continuar despertando.

Creo que para encontrar la verdad no tenemos que hacer mucho más que buscar en nuestro interior, descubrir y reconocer nuestro verdaderos sentimientos y ver a nuestros semejantes como iguales, que aunque cada uno tiene su propia forma de sentir al final todos buscamos encontrarnos en esa unidad, de la que la quizá ya formamos parte.
Pero de esto, si queréis hablaremos más adelante.

Por el momento os dejo un video que entiendo está en la línea del despertar. Espero que os guste.


No se porqué la pantalla del vídeo no sale entera.
Si queréis verlo bien, usad el enlace.


Saludos,
Jose C.
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lunes, 19 de julio de 2010

Sensaciones colectivas















Equipado con bermudas, zapatillas de deporte, gorra, camiseta de color claro y una vara mas propia de un cabrero que de un senderista, me encontraba realizando una de mis rutas preferidas a pié, entre huertos andaluces, evitando la urbe.
El camino, habitualmente frecuentado por paseantes, corredores y ciclistas, se hallaba esa tarde especialmente solitario. Eran sobre las 19:30 horas del 11 de julio de 2010 y aunque aún faltaba una hora para el sensacional evento la gente ya estaba organizándose para disfrutar a tope de él.
Además, hacía un calor que a pocos se les ocurriría salir a caminar a esas horas. Pero es que caminar, y especialmente en ciertas circunstancias –en contacto con la naturaleza, escuchando sus sonidos, oliendo sus aromas, sin bullicios, etc.- es un placer que intento disfrutar aún cuando el clima no sea demasiado favorable. Es caminado cuando consigo con el menor esfuerzo entrar en profunda reflexión y los acontecimientos de aquel día me facilitaron un tema magnífico: Las competiciones deportivas y su efecto en las masas.
Durante toda mi vida me he preguntado por qué no experimento la pasión por las competiciones deportivas con la facilidad que lo hace la mayoría de la gente que conozco. Esto me ha hecho sentir desde siempre algo raro y aún no estoy convencido de que no lo sea, pero he encontrado una respuesta que de momento me vale.
Días antes compartí una breve conversación relacionada con este notable fenómeno con el interventor de una sucursal bancaria que habitualmente visito. Me contó que tenía unos vecinos que por su ideología se habían molestado semanas antes porque su hijo le había regalado al suyo una camiseta con el escudo de España y contradictoriamente, en la víspera de la final del mundial de fútbol ondeaba una espléndida bandera de España en su ventana. Mi interlocutor se preguntaba como es posible que fenómenos sociales, efímeros al fin y al cabo, pudieran hacer cambiar de opinión a la gente; que qué explicación tenia ese cambio de posición. Yo le dije que quizá la respuesta está en que tenemos gran facilidad y tendencia a llenar nuestras vidas con cosas que percibimos de fuera. Da igual que sean malas o buenas. Si son malas nos servirán para encontrar culpables y si son buenas para hacernos partícipes de esa bondad. En ninguno de ambos casos estaremos mirando en nuestro interior, no estamos acostumbrados a hacer eso, claro, es mucho más fácil que sentimientos externos nos hagan reaccionar. Nos despedimos pensativos y ahí quedó la corta conversación.
Hay algo más que no me acaba de llegar sobre las competiciones deportivas que es ese sentido competitivo de yo gano y tu pierdes. Ya se que no se trata de jugarse la vida, como si se tratara de una guerra, o al menos creo que no hay deportes legales hoy día donde se admita la muerte como determinante de quien es el ganador, pero siempre hay algo en juego que el vencido pierde y que exclusivamente disfruta el vencedor, aunque sea el orgullo.
Esta reflexión me lleva a otra paralela en el plano empresarial donde el concepto de competitividad está tan incrustado, y sin embargo he podido asistir recientemente a cursos y conferencias que hace mención a esta aptitud. Parece ser que los observadores del sistema empresarial y los mercados se están dando cuenta de que esto no funciona bien así, argumentando que si siempre son los mismos inteligentes y agresivos empresarios los que acaparan la mayota de los beneficios del mercado este se verá peligrosamente reducido al control de unos pocos peligrando la existencia de muchas empresas, como si esto no fuera ya una realidad. Creo recordar que se le llama algo así como la teoría del “suma no 0”.
Volviendo al tema; cuando llegaba a casa, los vecinos de la calle estaban preparando un magnífico festín al que fui invitado para disfrutar en comunidad el partido y aunque no podía compartir la causa del evento si pude compartir la pasión y la alegría al verlos disfrutar, sin importar por qué lo hacían. Al fin y al cabo lo que se haga y por el motivo que se haga es una opción personal, pero la alegría es un valioso sentimiento común con el que me quedo como experiencia positiva.

Gracias a mis vecinos por invitarme a compartir su alegría y a vosotros por leer y compartir mi experiencia.



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Hasta pronto





Estimados amigos y seguidores, tengo que ausentarme del blog por algunas semanas; no puedo precisar cuántas, calculo tres o cuatro. No, no me voy de vacaciones, qué más quisiera. La causa es que he adquirido el compromiso de pasar uno se mis manuscritos al ordenador (tengo la arcaica costumbre de escribir en libretas) para enviarlo a una agencia literaria cuanto antes, así que no me queda más remedio que concentrarme y resistir la tentación de visitaros o perderé esta oportunidad. Esta casa queda abierta, por si queréis dejar algún mensaje o a Jose C. le apetece compartir con vosotros alguna de sus reflexiones. También tenéis mi correo por si queréis escribirme. Reanudaremos nuestras visitas cuando acabe mi tarea, si os parece.



Un abrazo grande a cada uno.


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viernes, 16 de julio de 2010

La Autoprotección del Mundo


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Permitidme que de vez en cuando comparta esta casa con alguien muy especial, Jose C, que no es más que un ser humano, al que me une un gran afecto, que quiere compartir con el mundo los periplos de su búsqueda, como la mayoría de nosotros.
Os dejo con él, quiere contaros algo:

Hace dos noches encontré una de tantas entradas interesantes en el blog que me motivó a aportar un comentario, pero esta vez no quise dejar pasar la oportunidad de hacerlo.
Ahora, motivado por la grata petición de Mercedes y con la mejor intención de colaborar con los propósitos de su cometido os repito el comentario de aquella noche. Esa entrada tiene el título: Conciencia y Ley y el comentario es este:

¿Quién no ha dudado e incluso ha cometido algún error cuando al enfrentarse a un problema solo ha sabido mirar hacia la ley del hombre y no ha encontrado una solución que realmente le convenza?
La ley del hombre está hecha por unos pocos y sus fundamentos suelen disfrazarse para parecer que está hecha para el bien del pueblo, cuando habitualmente llegamos a la conclusión de que está hecha para esos mismos pocos que la diseñan. Basta con mirar los resultados que a menudo dan para ver que son incomprensibles; de hecho creo esta ley ya debería ser lo bastante madura como par evitar la confusión que a día de hoy vivimos en muchas cuestiones legales, porque de joven no tiene nada. Además este enredo de leyes les viene bien a sus hacedores para confundirnos y que algunos acabemos pensando que es una asunto demasiado complicado de entender y que al fin y al cabo lo mejor es dejar a los expertos que decidan, que para eso están y son los que la entienden.
Con esta y otras herramientas, como la información parcial y manipulada, la publicidad consumista y demás sutiles estrategias nos tienen desorientados, confusos, ¿dormidos? Noooo, anestesiados.
Creo que no estoy contando nada nuevo, pero resulta curiosa la respuesta más habitual ante esta realidad. Suele haber una crítica despectiva e incluso improperios, pero al final el comentario más usado es algo así como“pero en fin, que le vamos a hacer, después de todo igual son designios de Dios y es como tiene que ser, y además a nosotros tampoco nos va tal mal ¿verdad?” También los hay que indignados se rebelan e incluso llegan a planear (aunque sea con la imaginación) una respuesta revolucionaria, eso si, utilizando las mismas armas, que al fin y al cabo son las que se conocen. Y seguimos sometidos a los condicionantes adquiridos durante nuestra corta vida y heredados de nuestra larga lista de antepasados. Ahora además pensarán algunos que a pesar de todo estamos viviendo una fantástica era tecnológica que nos resuelve cantidad de cosas y nos da libertad y que también disponemos de libre pensamiento sin imposiciones políticas, morales y religiosas, lo cual todo ello es genial, pero seguimos adormilados y nos damos cuenta cuando surgen asuntos de cierta relevancia en nuestras vidas que nunca llegamos a comprender, pero que las leyes del hombre se encargarán de resolver aunque sea a costa de mantener nuestros ojos cerrados y del sufrimiento de muchos. Porque seamos honestos, nuestras comodidades las pagan otros.
Patético no? Pues eso es lo que tenemos a día de hoy, y lo peor es que quizá apenas nos lo cuestionamos porque cuando pensamos en soluciones nos sentimos impotentes, porque automáticamente hacemos pasar la solución porque sean los culpables los que rectifiquen, cosa que no suele suceder y si pasa, exigiremos mas. Esta es la actuación de nuestro ego, el que nos produce miedo, odio y demás emociones tóxicas que nos impiden mirar hacia la dirección correcta.
Mientras tengamos a quien echar la culpa de los males de nuestro mundo y nos dediquemos a hacerlo continuaremos la misma línea que conocemos y acabaremos fracasando. Así nos lo explica la historia.
Despertemos nuestros auténticos sentimientos, abramos nuestros corazones y retomemos el camino del amor, y así podremos encontrar unas leyes auténticas que entendamos y nos llenen. Recuperemos el sentido de la espiritualidad que tan abandonado tenemos. Descubramos nuestros auténticos deseos, creamos que son posibles y luchemos por ellos.
Las leyes que utilizamos pretenden protegernos a los unos de los otros, pero ¿no seria mejor preocuparnos por cumplir unas leyes con las que apoyarnos entre nosotros, comprendernos, compadecernos, y alcanzar la unión en el amor? Esas leyes existen y se nos han explicado ya en varias ocasiones, pero las tenemos abandonadas.
Bueno, ya se que esto es difícil; pero la verdad es que no se me ocurre otra alternativa que aportar.


Mercedes, me ha encantado la entrada.
Un abrazo para ti y para tod@s l@s seguidores de este excelente blog.

martes, 13 de julio de 2010

Conciencia y ley





La primera vez que comprendí que lo legal y lo moral eran cuestiones muy distintas fue hace ya muchos años, siendo aún una niña. Era de madrugada, iba en el coche con mi padre camino de la parada donde tendría que coger el autobús que me llevaría al campamento de verano. No había absolutamente nadie por la vías de la ciudad, recuerdo que me impresionó, parecía el día después de una extraña catástrofe y que sólo hubiésemos sobrevivido mi padre y yo. Él conducía en silencio, no debió sentarle muy bien semejante madrugón en su único día libre a la semana. Yo iba de copiloto. El semáforo se puso en rojo, uno de esos en los que te da tiempo a echarte un solitario mientras cambia. Mi padre se paró, y prendió sus ojos en la vía que tenía ante sí con suma paciencia. Desde nuestra posición podían verse cientos de metros de carretera, a estribor, babor y proa. Absolutamente nadie, ni un alma en la ciudad. Mi padre esperó no sé cuánto tiempo, una eternidad, hasta que apareció la luz verde. Sorprendida, le pregunté: “¿Por qué has esperado a que se pusiera verde si no hay nadie en la ciudad?”. Él me contestó, supongo que creyendo estar dándome una gran lección: “Porque lo dice la ley, y la ley está para cumplirla”. Todavía hubo de repetirse varias veces el episodio, mientras yo reflexionaba su respuesta. Al rato pregunté de nuevo: “Entonces… ¿si el semáforo está en verde y en ese momento hay una persona en mitad de la carretera tienes que pillarla porque lo dice la ley?”. “No Chica (ya sabéis que en mi casa me dicen Chica), para eso está el sentido común”, me contestó sorprendido. Pero claro, esta respuesta me llevó a una pregunta inmediata: “¿Y qué sentido usamos cuando esperamos tanto delante de un semáforo rojo si la ciudad está vacía?”.



Episodios, con el mismo tema de fondo, se fueron sucediendo en mi vida como en la de cualquier otra persona. Entre ellos destacaría la conmoción que me produjo conocer la vida de Schindler a través de la estremecedora película de Steven Spielberg. Fue Schindler un hombre que supeditó la ley a su moral. Gracias a su valentía, sentido común, generosidad…, a que entendió que la ley está hecha por hombres y por tanto a menudo pensada para los intereses de unos y las desgracias de otros, como decía, gracias a todo esto se salvaron de una muerte segura, por ley, un millar de judíos y sus generaciones futuras, entre ellas las que conviven con la nuestra. En nuestros días, por ley, se condena a muerte a los homosexuales, se lapida a las “adulteras”, se tortura… En nuestro propio país se debate la obligatoriedad legal del ginecólogo de practicar abortos por encima de su propia moral.


Creo que una sociedad que entrega su conciencia a la ley camina hacia la inmoralidad y la involución, además de correr el peligro de caer en manos de un desalmado, como fue el caso de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. El espíritu de la ley reside en la conciencia colectiva, no al revés, desde la cual se perfecciona y evoluciona la sociedad para crecer en valores y conseguir leyes más justas día a día. Un pueblo que no piensa por sí mismo, que no reflexiona sus actos, corre el riesgo de anestesiar su conciencia. A menudo ocurre que los gobiernos nos regalan leyes y normas para evitarnos cargos de conciencia y conseguir votos, como un padre siempre condescendiente y blando que evita la responsabilidad propia de su cargo y prefiere ceder ante las reivindicaciones de su familia para evitar polémicas y ser aceptado, en detrimento del bien general y llevando al grupo al desastre. No voy a mencionar la larga lista de personas que a través de la historia han llegado incluso a entregar su vida por ser fieles a su conciencia, que gracias a su valentía cambiaron las leyes y dejaron un mundo más justo. Repito, el espíritu de la ley reside en la conciencia, no al revés.


Por supuesto, yo cumplo la ley: como peatón (no conduzco, soy una negada) me paro ante un semáforo en rojo, pago hasta el último euro de mis impuestos, cumplo las normas de mi comunidad, respeto el silencio de mis vecinos, me renuevo el carnet de identidad, viajo con mi pasaporte, respeto en lo más profundo la vida de mi prójimo y los bienes ajenos… Cumplo la ley. Pero llegado ese punto de inflexión en el que estuviese en juego mi conciencia… Espero ser lo bastante valiente como para contribuir a que, después de mí, la ley sea un poco más justa.



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miércoles, 7 de julio de 2010

Reconciliación






Como quiera que la anterior entrada ha suscitado polémica y distanciamiento entre nosotros, gente de letras y paz, y no está en mi ánimo levantar más muros en el mundo, he decidido escribir estas palabras sinceras y reconciliadoras para hacerme comprender un poco más y limar asperezas.



Soy una persona que practica y siente una profunda tolerancia hacia su mundo. No tengo absolutamente nada en contra de idea alguna, no así de actos que afectan a la convivencia y armonía general. Otra cosa es el respeto que me inspiren unas u otras personas, que entiendo tiene una acepción y connotaciones diferentes. Nunca me interesó la política, era casi una niña cuando comprendí que no quería seguir a los hombres, sino a los actos; el hombre se equivoca, las acciones son claras y reveladoras. Saqué a la luz este curioso tema de las banderas esperando que entre todos me dierais una respuesta, me equivoqué. Una vez más, ocurrió: la discusión se desvirtuó, se convirtió en un intento de las partes por llevar la razón, y no por lo verdaderamente importante: ENCONTRAR LA VERDAD.


Así que, mis apreciados ciberamigos, os pido perdón y, de nuevo vuelvo a mi único objetivo con esta tarea tan gratificante de escribiros y leeros: ACERCANOS CON LAS LETRAS.


Pido perdón también a todos aquellos a los que no he contestado debidamente en la entrada, pero creo que esta discusión no me aporta nada y me aleja de la meta que me marqué hace tiempo, para nada es un acto de cobardía. Quiero comprenderos para poder amaros, por ello prefiero hablar de los temas que edifican y construyen.


Que cada cual ponga la bandera que quiera y por la razón que quiera, o que no la ponga, pero que todos tengamos un objetivo común: ENTENDERNOS. ¡Y que gane el mejor esta noche! Es lo justo, ¿no?


Un abrazo a cada uno de vosotros.





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martes, 6 de julio de 2010

Ni una bandera






Ni una bandera, no, miento, sí que había, un número considerable, pero de la Real Sociedad. “Pero ¿no estábamos a veinte horas de uno de los grandes partidos del Mundial y jugaba España?”, pensé asombrada al recorrer la ciudad. Antes de coger el avión a San Sebastián hube de pasearme por gran parte de mi ciudad y las banderas hondeaban en un sinfín de balcones con un orgullo inusitado. Debo ser muy corta porque, por más que me lo explican, no entiendo nada. Hace dos años estaba en Alemania cuando se jugó la copa de Europa; os sorprendería cómo estaba Múnich de banderas del país. A mí tampoco me gusta el fútbol, pero la bandera de mi país me gusta al menos tanto como la de cualquier otro. También me gusta la de la Real Sociedad; pero jugaba España, ¡puñetas!


Ni os imagináis dónde vi el partido.

Una cosa, cada vez que voy a las Vascongadas tengo la misma sensación: sus gentes son cercanas, afables, simpáticas, generosas… ¡Pero no les da la gana poner la bandera!




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