sábado, 24 de octubre de 2009

¿Qué leo?





Todos, lectores empedernidos, insaciables, decepcionados, primerizos u ocasionales, nos hemos preguntado más de una vez (algunos, muchas): ¿Qué leo? Y nos hemos dirigido con ansiedad al rincón del hogar donde duermen nuestros libros. Casi siempre, nuestra mínima, moderada o majestuosa biblioteca, alberga algún clásico; quien no ha picado alguna vez ante la tentadora oferta de un vendedor de libros, o ha paseado por alguna de esas ferias del papel y… por ese precio, quién no se lleva “El Quijote”, o “La divina comedia”, o esa edición de todos los cuentos de Dickens tan bonita, aunque una vez en la mano nos parecía una caja vacía que no contenía tan siquiera el peso de la tinta. Yo misma, en un ataque de desesperación, estuve a punto de leerme “Almacén de las señoritas”, edición ilustrada de 1880. Fuerte, ¿eh? Lo dejé nada más ver la primera ilustración, por varios motivos, entre ellos porque casi se me desmorona en las manos. Si disponemos de tiempo, nos dirigimos de inmediato a la librería más cercana o la más conocida, que suele ser la tienda de libros de la gran superficie donde lo compramos todo, absolutamente todo. Y, en primer lugar, nos lanzamos como posesos hacia la mesa de novedades. ¡Qué perfectamente alineados suelen estar los montones de novelas recién sacadas de los hornos de las grandes editoriales! ¡Qué bien encuadernada cada obra! Bien cosida y pegada, con su pasta dura y su sobrecubierta. ¡Jesús! ¡Qué fríos y distantes! Algo nos hace desconfiar; pero, si somos primerizos, pensamos que es natural: estamos a punto de adentrarnos en el mundo de los intelectuales, siempre da cierto reparo. Pero lo cierto es que cuando más has comprado en la “mesa de novedades”, más grima te da. Pues estamos listos, y ¿entonces?, ¿qué leo? Pues depende: si eres niño o adulto, romántico o aventurero, realista o soñador… Incluso depende del momento vital en el que te encuentres. Sea como fuere, sigue intentándolo, abre y cierra los libros que quieras por la página que quieras, como hice yo con “Almacén de las señoritas”, pero sigue leyendo y buscando qué leer. Y no te dejes impresionar por la pasta de un libro; si necesitas consejo, pídeselo a un sabio, es seguro que habrá leído mucho.

6 comentarios:

Jesus dijo...

Me siento identificado con esta sensación, ¿que leer?..., uno siempre trata de encontrar un libro que te enganche y entretenga como aquel que te inició en este mágico mundo de los libros.
Es curioso como difieren los libros que acaban en tus manos y que posteriormente terminan ocupando un lugar en tu biblioteca dependiendo de la etapa de la vida que estés viviendo. Unas veces buscas aprender, otras relajarte y gran parte de ellas soñar.
Ayer le eché un vistado a mi librería para coger un libro antes de irme a la cama, no sabía que buscaba, mi mano se deslizó por varios títulos y finalmente uno de ellos me escogió como si realmente quisiera ser leído después de haber estado dos años cerrado.

Anónimo dijo...

Jesús, dinos qué libro escogiste finalmente después de dos años. No nos tengas en ascuas, con este solivianto.

Jesus dijo...

Soy un aficionado de Valerio Massimo Manfredi, éste libro lo compré en Madrid hace 2 haños en una de mis visitas a la Casa del Libro, el título es "Quimaira".

Kharmen dijo...

Yo cuando he de comprar un libro me dejo guiar por la intuición. Recuerdo una vez que tuve un libro en mis manos y después de ojearlo me dije: ¡ni hablar, esta vez no picaré! y volví a dejarlo sobre la estanteria donde lo encontré.
Unas semanas más tarde, el libro estaba en mi casa porque me lo regalaron para mi cumpleaños (y palabrita que yo no habia dicho a nadie absolutamente nada sobre ese libro) Casualidades de la vida.

Kharmen

Mercedes Pinto dijo...

Kharmen, como un anónimo dijo a Jesús, te pregunto: ¿Qué libro fue? ¿Te lo leíste? ¿Te gustó?
Ya nos contarás.

Anónimo dijo...

Si, me gustó y me impresionó mucho. También he de decir que llegó muy oportunamente en un momento de mi vida que venia a cuento.
Se titula La prueba del Laberinto y es de Fernando Sanchez Dragó. He de añadir que este autor no es precisamente uno de mis favoritos, lo encuentro muy rebuscado en sus explicaciones, pero el tema del libro me gustó y una vez que me acostumbré a la forma de narrar del autor me fué fácil leerlo.