viernes, 30 de octubre de 2009

El éxito, vanidad de vanidades

El diccionario define "éxito" de la siguiente manera: "Resultado feliz de un negocio, actuación, etc." También lo define como: "Buena acogida que tiene algo o alguien". Me apunto al éxito tal y como lo define el diccionario. ¿Qué tiene de malo un resultado feliz o una buena acogida? Nada, naturalmente. Todo el mundo debería tener el éxito como resultado a cualquier esfuerzo. Pero no es así como lo entendemos los mortales; asociamos el éxito a la popularidad, por el motivo que fuere. Da exactamente igual por el camino que hayas llegado a él, incluso vale perder la propia dignidad. Con el éxito nos procuramos la envidia de nuestro prógimo, prueba irrefutable de que hemos conseguido sacar la cabeza sobre el resto del mundo. Esto es lo que finalmente valoramos: a todos los que están por encima de nosotros. No quiero éste éxito de ninguna de las maneras, y, si acaso cayera en tan macabra tentación, pido a todos los que poblais mi entorno que me amonesteis, que me retireis el aprecio, y que pongais vuestros ojos en vidas con espíritus más elevados. De este modo siempre sabré que, de tener algún éxito, será fruto de las bondades del alma y no me desviaré de la senda que me lleve a la sabiduría.

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