miércoles, 23 de febrero de 2011

DONDE LAS DAN LAS TOMAN


Autora:  Ángeles Hernández Encinas. 


Imagen tomada de Internet
1
Siempre fui la sobrina favorita de tío Pepe. Recuerdo las temporadas que pasaba en Madrid con él y tía Pilar, su esposa, como estancias en un paraíso. A su lado descubrí el placer de la lectura; cada domingo dábamos un paseo por la Cuesta de Moyano buscando pequeñas joyas literarias que luego, en el calor de su magnífico piso del barrio de Salamanca, nos encargábamos de degustar o  criticar. Las visitas a las pinacotecas de la capital con un guía tan especial, me abrieron los ojos a los maestros del color. En los conciertos del Real empecé a amar la música y tomé la decisión de estudiar  piano. Con el tiempo,  mi tío y yo tocaríamos a cuatro manos y haríamos nuestros pinitos literarios.

A falta de hijos a los que dedicar su tiempo y amor, el matrimonio tenía invertido gran parte de su capital económico y afectivo en una estupenda biblioteca y una extensa colección de cuadros de pintores actuales. No faltaban numerosos discos de vinilo en los que encontraba todas las versiones imaginables de mi música preferida.

2
Tío Pepe falleció hace quince años y yo seguí manteniendo con su viuda una relación cariñosa y fluida. Pero nunca fue lo mismo y, con el paso de los años, mis estancias en el edén de infancia y adolescencia se convirtieron en meras visitas de cumplido cada vez más espaciadas.

En los últimos tiempos la salud de tía Pilar empezó a resentirse. Debido a ello me escribió una carta  para comunicarme que había hecho testamento nombrándome heredera de la mitad de sus bienes; la otra mitad se la dejaba al hijo de su hermana que vivía en Madrid. La noticia me agradó sobremanera, el hermoso piso del barrio de Salamanca me aseguraba unos ingresos sustanciosos y las obras de arte, incluida una edición princeps de “La Regenta” dedicada por el autor, me hacían temblar de emoción.

Alegría vana pues sin motivo aparente, al menos para mí, hace unos meses cambió de idea y de testamento: “Dejo mis bienes a mi sobrino. Puedes ponerte de acuerdo con él y llevarte las cosas de Pepe que tenía pasión por ti, entre ellas algunos libros y cuadros”, fueron sus escuetas palabras. Mi gozo en un pozo, no podía creerlo. En fin, lo que sin esfuerzo se gana pronto se pierde. Como el heredero no era muy leído, con un poco de suerte no sabría valorar las joyas literarias que allí se guardaban y querría deshacerse de tanto libro viejo.

3
Hace tan sólo dos semanas que la potentada y voluble viuda dejó este mundo. Su sobrino que ya ha tomado posesión del piso de la Calle de Serrano y se ocupa de adecuarlo a sus necesidades, me llamó el otro día para preguntarme cuándo quiero ir a recoger los objetos que me corresponden. Acordamos que organizaría mi agenda para acercarme el próximo mes. Mientras hablábamos, yo rezaba en silencio pidiéndole al cielo que, al menos la novela de Clarín, continuara en su sitio.

Ayer el pariente de mi tía nuevamente me telefoneó. Esta vez su tono de voz, habitualmente jovial, había cambiado. Estaba desolado, casi llorando. Terriblemente angustiado, solicitaba mi ayuda para impugnar un testamento hológrafo  presentado por el hijo de la vecina de tía Pilar, una mujer cariñosa y que la había cuidado con mucho esmero durante sus últimos meses de vida. El notario confiaba en la legalidad del documento, en el que se nombraba al joven vecino heredero universal de bienes y hacienda, sin excepción ni concesión a pariente alguno, próximo o lejano.

No pude evitar una oleada de satisfacción y el sentimiento de “donde las dan las toman". Sin embargo, recordando los preciados tesoros que mi tío me había enseñado a amar y que ahora perdería para siempre, la pena fue tan honda que el inicial atisbo de alegría vengativa, se esfumó como por encanto.

60 comentarios:

josefina dijo...

Una pena, por esos valores literarios.
Un abrazo

Kurra dijo...

Un desengaño fuerte, pero bueno nada tenian nada tienen.
Besos.

Ángeles Hernández dijo...

Una pena Josefina, ¿dónde habrán ido a parar los ejemplares.
Gracias pro tu presencia y por tyu premura. Un abrazo Á

Ángeles Hernández dijo...

Hola Kurra, veo que eres ave nocturna, te agradezco el juicioso comentario que es como la vida, al fin y al cabo venimos a este mundoconlas manos vacias.

Un abrazo guapa Á

Fernando dijo...

Clarín, naturalmente. ¡Qué forma de escribir! Leer libros como La Regenta es un regalo de los dioses y no se necesitan testamentos ni herencias para sentirnos absolutamente maravillados. Me ha gustado el relato, sobre todo por la forma de renunciar a la venganza y aceptar de buena fé las cosas que nos pasan en la vida. Un saludo muy afectuoso.

Ángeles Hernández dijo...

Fernando, gracias por tu visita y tu comentario.
Tienes razón en que para leer a Clarín, para conocerlo, no se necesitan ediciones especiales, pero a los que nos gusta la literatura, somos a veces un poco fetichistas y tener en las manos un ejemplaar de la primera edición (dedicado por el autor ---lo había olvidado poner....ahora corrijo) puede ser un tesoro, por lo que representa.

Un abrazo Á

Deseo dijo...

Me doy por contento por la primera parte del relato. En cuanto al final , nada tenias y puedes pensar que nada perdiste.

Pero todos esos años disfrutando nadie podra quitarselos.

Deseo dijo...

¡Uh!

¿dije s?

Deseo dijo...

De cualquier forma.

Que maravilla nuestro idioma.

Amando Carabias dijo...

¿Un Princeps de "La Regenta", nada menos y dedicado por Clarín...?
Espero que sólo sea ficción, porque yo hubiera ido corriendo donde el hijo de la vecina, y le habría sondeado, al menos... Lo mismo era como el sobrino y quizá pensaba que era un novelón de esos antiguos de aquel señor tan raro que estaba casado con la señora Pilar...
La Regenta es una de mis novelas predilectas. Me gustaría escribir alguna vez un arranque similar, esa descripción de Vetusta contemplada a vista de halcón (en el fondo es lo que era don Fermín de Pas).
Eso sí, como vienen diciendo los demás, nada tenías nada tienes. Ya, pero un princeps de La Regenta...
Jo, yo quiero.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Deseo, a mi tb me gusta mas la primera parte y ess es la verdadera herencia que nada ni nadie le arrebatara.


Un abrazo. A.

Ángeles Hernández dijo...

Amando, es verdad que la protagonista del relato estaba obsesionada por no perder la obra. No se al final que decidió pero en principio no parecía tenerlo muy claro pues el testamento prohibía darle nada y no se ocurrió negociar
En esas circunstancia

Podría preguntarsele la dirección del propietario y dar una vueltecita por allí, quizás hubiera suerte....

Y entonces, maravillas para tiiiiii

Quien dijo miedo. Un abrazo. A.

Isolda Wagner dijo...

Me ha enganchado la historia y ya veía a la protagonista rodeada de libros maravillosos. Lo mejor: lo que vivió durante muchos años; lo menos bueno, es que de alguna forma se hizo justicia. (Aunque intentaría hacerme amiga del vecino, jaja)
Un beso, Angeles.

Fiaris dijo...

Uffff!que pena lo de los libros a mi me paso algo muy feo cuando fallecio mi papá nunca llegaron a mi sus escritos desaparecidos hasta hace poco tiempo en que aparecio alguien que tiene ese tesoro y dice que le pertenece,imaginate la tristeza ,mi papá fallecio cuando yo tenia 10 años.abrazos.

emejota dijo...

Angeles, un verdadero placer la lectura de esta entrada. No puedo evitar alinearme en la línea "tentación" de Amando. Un fuerte abrazo.

Narci M. Ventanas dijo...

Muy buena la historia, Ángeles. Especialmente lo que relatas en la primera parte, que es la verdadera herencia, esa de la que nadie puede despojarnos nunca, los buenos recuerdos, los momentos felices vividos con alguien o con algo, y además, lo único que el tío pudo llevarse y que la protagonista se llevará cuando pase al otro lado.

Besos

Javir dijo...

¿Seguro de que el notario no estaba de acuerdo con los vecinos?. Me resulta un poco sospechoso.

Pero mira, la pena de perder las joyas queda en parte compensa con los llantos del sobrino trepa.

Como siempre, un magnifico relato. Un abrazo

Elena dijo...

Una historia que engancha, muy bien narrada.
Te felicito.
Un beso Ángeles.

MORGANA dijo...

Pero te queda lo más hermoso Angeles y son los recuerdos imborrables de esas casa y de los años pasados en ella.
Besitos y hasta pronto.

Cayetano dijo...

Tiene gracia y mala uva la cosa. Si llega a durar dos meses más le deja la casa, yo qué sé, al gato o al del butano. Muy bien de la cabeza no debía andar la buena señora con esos cambios tan repentinos, más propios de una veleta que de una persona equilibrada.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Vaya, que de cambios en tan poco tiempo. La señora podía haberse decidido antes de comunicárselo a la protagonista.
Pero pienso yo, que tanto problema por la casa y los libros, cuando deberían estar tristes por la muerte de la tía Pilar, ¿no?
Interesante historia.
Un beso :)

Ángeles Hernández dijo...

Isolda:
Se hizo justicia ,dices bien, de alguna forma, por eso el título de donde las dan las toman.
Creo que la pobre viuda no fue cuidada en sus últimos tiempos porningunode los sobrinos y, humana ella, eligió al más `próximo.

Un abrzo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Narci:

Siempr selo digo a mis hijos, que la mejor herencia que puedo dejarles es
que sean autosuficientes para vivir ypara disfrutar y que no necesiten esperar a que nadie muera para ello.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Fiaris:

espero que mejor pronto que tarde, consigas recuperar esos escritos tan valiosos para ti.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

emejota:

únete a amando Isolda y algunos más, luego el reparto será lo complicado.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Javir:

No se me habría ocurrido lo del notario, habría que investigar.

Te agradezo tus amables palabras con un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Elena:

Es para mí un honor recibir tus felicitaciones, gracias y un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Morgana:

Esos recuerdos que forman parte del ser de la protagonista del relato y que nunca perderá.

Un abrazo y no olvides tus recuerdos, Á

Ángeles Hernández dijo...

Cayetano; yo creo que la viuda estaba necesitada de cariño y cuidados, pero ¿Quién sabe?.

Un saludo cordial de Á.

Ángeles Hernández dijo...

Tu visión Blanca, me parece muy acertada, tanta casa, tanto arte y de la pobre viuda nadie se acuerda ni siquiera lamentan su pérdida.

a lo mejos hasta hizo bien con su decisión final.

Un abrazo Á.

Mercedes Pinto dijo...

Ese ejemplar dedicado por Clarín... Amiga Ángeles, eso tiene que provocar un dolor muy, muy hondo. Imagino cuántos días te habrás torturado pensando dónde estará, en qué manos, si sabrán valorarlo... Fíjate que sin tener arte ni parte me entran retortijones.
Bueno, tienes muchos libros de contemporáneos dedicados, quién sabe si algún día tú puedas dejar algún ejemplar de un ilustre escritor a una sobrina tan fantástica como tú.
Un abrazo para ti y otro para los seguidores.

mariarosa dijo...

Vaya Ángeles que mala suerte, seguramente tu tía en sus últimos años cambiaría de parecer continuamente, suele ocurrir cuando las personas mayores caen en demencia senil, tal vez se podría denunciar que la buena señora no estaba en su sano juicio... Tal vez....
mi padre en sus últimos tiempos le regalo la casa familiar a mi hermano y yo no pude decir nada, cosas que pasan.

un beso.

mariarosa

mariajesusparadela dijo...

¡¡¡qué tía!!!

Flamenco Rojo dijo...

Me imagino la ilusión por el libro…Pues no estoy yo tonto pq tengo libros dedicados y firmados por Mercedes Pinto, María Sangüesa, Alena, Amando Carabias…El final dice mucho de la protagonista del relato y de quien lo escribe.

Un abrazo.

José Antonio del Pozo dijo...

Yo creo, Ángeles, que La regenta merece, en medio de la noche, que trepes esa tapia, que fuerces ese balcón, que allanes ese piso, que la robes, es decir, que la mantengas viva, pues sabido es que los libros en las manos reviven, brincan de alegría, hacen gorgoritos de dicha, y esa regenta, si la justicia divina existe, ha de ser tuya.
Buena historia. un abrazo
Saludos blogueros

Jose C. dijo...

Creerse poseedor de cualquier cosa es una de las cualidades humanas que en cualquier momento nos decepcionan.

Excelente relato, Ángeles.

Luis Madrigal Tascón dijo...

¡Qué barbaridad, qué imaginación la tuya, querida Ángeles! Los comentarios anteriores, si no me engaño (y sin ánimo de molestar a nadie), causan la impresión de que algunos comentaristas, se han creído la historia como verdadera y real. Y tampoco andan muy descarriados, porque esto, y mucho más, sucede en la práctica. El testamento, es un acto enteramente voluntario y libre y, en consecuencia, esencialmente revocable. Cada día se pueden hacer tantos testamentos como horas, y por ello es legalmente obligatorio consignar, no sólo el día, sino también la hora y el minuto en los que se otorga el testamento. Muchas felicidades otra vez, Ángeles, por la narración, pero si quieres algunos ejemplos prácticos, puedo colaborar. ¡Te sorprendería comprobar que la versatilidad de la voluntad testamentaria de la tía Pilar, no es casi nada!. Por cierto, por si algún purista, se anda mordiendo la lengua por ahí. Hológrafo, es tan correcto como ológrafo. Ambas formas son aceptables, si bien la "h" inicial se reserva al adjetivo, en general. Eso sí, el testamento, el que nuestro Código civil importa del Código francés, es ológrafo. Un beso, Ángeles. Me gusta mucho todo lo que escribes. De verdad. Luis Madrigal.-

Javier. M. V. dijo...

No entiendo la satisfacción de la protagonista ante el problema del sobrino de la tia Pilar, ya que él nada le estaba quitando sino que era la voluntad de la difunta. Creí que la protagonista al final establecería una alianza con el afectado tan solo por salvar lo que tanto amo el tio de ella.

Interesante relato que te engancha y logra despertar el deseo de que exista una continuación.

Recibe un gran abrazo.

mateosantamarta dijo...

En el fondo lo importante ya estaba vivido. Las cosas importan, pero no tanto.
Bien relatado.
Un saludo.

Ángeles Hernández dijo...

Mercedes:
Menos mal que a veces no escribo historias autobiográficas aunque sí basadas en hechos reales.
Mi familia no ha tenid a suerte de tener tanta cultura y bienes relacionados, pero sí algunos demis amigos.

En todo caso, la dedicación de los nuestros y lo que de ellos aprendemos, de eso sí que podemos presumir. También de los amigos que elegimos, algunos de os cuales, como a Flamenco, han tenido a bien dedicarme sus libros. Espero que para bien de mis descendientes.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

mariarosa:
las personas tienen derecho a cambiar de opinión, auqneu no siempre lo entendamos y a veces nos haga pasarlo mal.

Gracias y un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

mariajesus:

varias interpretacions me sugieren tu escueto y concentrado comentario. Gracias por darnos la oportunidad, un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Flamenco:
Afortunado mortal que posees, no los libros de papel firmados por el autor, sino su amistad, que nadie te arrebatará.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Jose antonio:

Recojo tu bella provocación y allá voy: a saltar tapias, a subir escalas, a caminar por los oscuros pasilols y palpar hasta encontrar, a esa Regenta, que aunque sigue viva en todas nuestras cabezas, resucitará cuando mis manos la palpen, la acaricien, pasan sus hojas con mimo, y vuelvan mis ojos a penetrar en tan inmortal texto.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Jose Carlos:

Las cosas, es verdad, pueden estar o no estar. Disfrutémolas cuando podamos y sepamos hacer una buena despedida cuando se vayan.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Luis, por tus halagos que sé que van en serio, por tu an´lisis de la realidad de las personas, y por la corrección de la palabra "ológrafo" que nunca había leído en textos jurídicos (gracias a Dios).

Un fuerte abrazo de Á.

Ángeles Hernández dijo...

Javier:

<Los españoles tenemos un defecto, o una cualidad, que es alegrarnos del mal ajeno, aunque también lo sea nuestro, si con ello nuestro orgullo queda en mejor lugar. Por eso lo de "donde las dan las toman".

Pero al final la protagonista se arrepiente de su inicial regodeo.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Mateo:

Me encanta verte por aquí, es verdad, y ya lo hemos repetido, que l más importante son las emocione y las vivencias.
Las cosas menos, aunque en eta ocasión el objeto estaba plagado de recuerdos, emociones, experiencias, admirción...

Un abrazo Á.

Elvira Daudet dijo...

Querida Ángeles:

Excelente relato, muy bien tramado y matizado de ironía. Comprendo la decepción de la desheredada; una edición príncipe firmada por Clarín habría despertado la codicia del ser más desprendido.

Qué alegría encontrar a Fernando entre los comentaristas!

Un abrazo
Elvira

apm dijo...

Una buena narración Angeles, tremendamente agil y facil de leer, emocionante hasta el final, sin duda... pero yo diría que el derecho sucesorio no es así de radical.

Mil besitos

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Elvira por darte un paseito por este sitio.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

apm, los epíteteos con que describes la narraciónme llenan de emoción, muchas gracias, esero que sigas acercándote por aquí.

El derecho sucesorio, cuando no hay herederos legítimos (hijos) no tiene límites practicamente si se ha hecho testamento o se ha escrito delante de dos testigos la voluntad de la testamentaria.

Un abrazo, Á.

Anónimo dijo...

Muy humano pensar que donde las dan las toman, pero eso sería tanto como afirmar que hay justicia en el mundo. Yo no lo creo, pero estaría bien que así fuera.

Ángeles Hernández dijo...

Justicia absoluta quizás no haya, pero un poquito de ajuste de cuentas...

Un abrazo guapa, Á.

Alhami dijo...

.



...bueno sí, la historia está muy bonita, me agrado mucho sobre todo la primera parte, pero pues no todo es color de rosa y final vienen con lamentables resultados... pero en fin amiga, Gam Zu Letováh, todo sea para bien... como dice un dicho no hay mal que por bien no venga... por algo eso no te llegó... y me parece genial que lo hayas aceptado

Un gran abrazo Á

curro dijo...

Venga Angeles, mucho Regenta y mucha joya literaria, pero el piso tamboco es moco de pavo en la C/Serrano, debe de valer una pasta, y no deja de ser una putada, aunque en el fondo lo veo bien, si a tu tio lo cuidó esa señora. Sin embargo lo siento por tí porque en tu escrito se deduce que apreciabas a tu tio. Un abrazo.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Ángeles:

Lo leído, aprendido y disfrutado nadie te lo puede quitar, todo eso se queda contigo.

Abrazos.

Ángeles Hernández dijo...

Alhami:
Gam Zu Letováh.

Lo que ha de suceder sucederá. Así es , un abrazo querida de Á.

Ángeles Hernández dijo...

Curro:

Un piso en Madrid lo uede tener cualquiera, por lo menos si te toca la loteria, pero un prineps dediado y encima de uno de nuestros ionos...más difícil.

Pero no te preocupes que no soy yo la protagonista de mi relato.

Un abrazo Á

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Rafael por pasarte por aquí, te echábamos de menos.

Nunca se pierde lo que se lleva y lo que se aprende a disfrutar.

Un abrazo Á.