domingo, 12 de junio de 2011

MILAGRO



Había que inscribir a la pequeña en el INSS y para ello se dirigían los tres, madre, padre e hija recién nacida, a las oficinas correspondientes. Él, gafas negras y opacas, bastón blanco en la mano derecha utilizado hábilmente para irse abriendo paso y una manera de hablar pausada que lanzaba las palabras al infinito buscando llegar al interlocutor, hizo su entrada en el despacho con la niña pegada a su pecho, abrazándola con un esmero no exento de temor. De vez en cuando inclinaba la cabeza hacia la cara de la pequeña para rozarla, tal vez escuchar su respiración inaudible o sentir su olor. A pesar de la agilidad y desenvoltura con la que se movía, era evidente su ceguera. La esposa, a su lado,  le insinuaba el camino asiéndole tiernamente por el antebrazo.

Ambos sonreían, ella discretamente, él con un gesto beatífico cercano al éxtasis. La niña simplemente dormía y, de vez en cuando, emitía pequeños gorgoteos de satisfacción.

-Tomen asiento, despacio que no hay prisa -les animó la funcionaria al verles llegar.

-Gracias, muy amable -susurró la mamá. Mientras, los otros dos se acomodaban con parsimonia, sin dejar de ser achuchada la pequeña, ni cambiar el gesto de satisfacción el papá.

-Me permiten unas sencillas preguntas para rellenar los formularios  -continuó con su tarea la persona que les recibió.

-Por supuesto; todo oídos –respondió la pareja casi al unísono. Mientras, el hombre mecía, ahora con los dos brazos, a la personita que le tenía casi en trance.

-El nombre de la pequeña es Milagros ¿verdad?.

-No, no, Milagros no –replicó el padre como una exhalación -Se llama Milagro, sin la ese final. Nuestra hija es... un milagro.

La madre  acarició levemente la mejilla de su esposo. Se respiraba armonía. Una luz casi mágica, que la mirada vacía del invidente parecía irradiar, ocupaba la atmósfera del despacho. Nadie habló durante varios segundos. Al cabo de los mismos, visiblemente emocionados, reanudaron la entrevista que fue breve.
Al terminar, la funcionaría les acompañó hasta la entrada y les despidió con amabilidad. Después, mantuvo cerrada la puerta unos instantes antes de reanudar su trabajo; tenía que absorber la increíble sensación que flotaba en el aire, el pedacito de cielo que se había quedado con ella.


48 comentarios:

Pluma Roja dijo...

Relato muy tierno, bien redactado. Me gustó bastante.

Saludos Angeles.

Hasta pronto.

Anónimo dijo...

Igual que aquella primera vez que leí este texto, he vuelto a recordar un milagro muy parecido que viví en primera persona. A veces, la vida nos hace regalos inesperados, incluso cuando ya nos hemos rendido. Son los milagros.
Bello y tierno, amiga Ángeles.
Abrazos para ti y los seguidores.

Isabel Martínez Barquero dijo...

El milagro de la vida, Ángeles, un milagro que invade el texto y lo llena de dulzura, lo mismo que invadió a la funcionaria.
Retrato de un papeleo con corazón. Transmutas el trámite en una historia.
Un abrazo.

Maria Sangüesa dijo...

La primera vez que lo leí, me encantó. Me sigue gustando mucho, cada nueva vida que llega a este mundo, me parece una esperanza para él... un milagro. Un fuerte abrazo.

Amando Carabias dijo...

Repito la opinión de quienes me preceden y ya habían leído el texto, como yo mismo. La vida es un millagro, y conviene recordarlo siempre, a cada paso. A veces se hace más evidente, como en el caso que relatas con la ternura y precisión que te son propias, pero siempre, siempre, que la vida emerge es un milagro del que debiéramos percatarnos, porque con demasiada frecuencia se nos olvida que no depende de nuestra voluntad el estar o no estar vivos.

Emilio Manuel dijo...

Bien, al final se llamó Milagros o Milagro, porque tal y como están los Registros Civiles, poner un determinado nombre es obra de moros.

Bonito relato.

Saludos

mariajesusparadela dijo...

Es la descripción mejor de los funcionarios de hoy, que uno se pueda imaginar: el milagro de la amabilidad.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias pluma roja, me alegra tu visita.
Un abrazo. A.

Ángeles Hernández dijo...

Mercedes: regalos inesperados que la vida nos pone delante, sabremos ver.
También el milagro de la amistad desinteresada.

Un abrazo A.

Ángeles Hernández dijo...

Detrás de los tramites hay personas, a veces es evidente, otras no tanto. Quizás las expectativas del cliente dan por asignado un papel que hace de profecía autocumplidora.

Gracias por tu análisis, un abrazo. A.

RAMPY dijo...

Es un relato tierno, y me ha emocionado. Reconzco que he tenido que leerlo varias veces, porque no quería perderme ningún detalle de lo narrado.
Recibe un beso enorme.
Rampy

Cayetano dijo...

Muy bonita y tierna esta historia.
Un auténtico "milagro".
A pesar de la mala prensa, también hay funcionarios amables que derrochan humanidad.
Un saludo.

Princesa115 dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con todos los seguidores que han comentado anteriormente en que es una historia muy tierna y sensible. Y con los tiempos que corren, leer algo así es mágico.
El invidente trasmitía sosiego y paz y así lo captó la funcionaria que actuó como recptora de esos sentimientos.

Un beso, me ha gustado mucho

Ricardo Miñana dijo...

Escribes bello y sensible, tienes talento para los relatos.
un grato placer pasar por tu casa.
que tengas una feliz semana.
un abrazo.

Elvira Daudet dijo...

Querida Ángeles:

Un bello y tierno relato, que pese a tratar de un invidente está inundado de una luz prodigiosa. En éste te pongo la máxima puntuación.
Un beso
Elvira

Merche dijo...

Yo no creo en los milagros, pero sé que existen.

Un saludo.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias María, esto de escribir en varios lugares tiene la pega de que a veces una se repite y la alegría de que algunos repetís, incluso conociendo el texto.
Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

La vida es un milagro, y la salud ( ahora bien lo sé) otro.

Leyendo "aquel sábado lluvioso" otro tipo de milagros me están apasionando.
Ya te diré.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Emilio Manuel:
La funcionaria era del INSS, la niña ya estaba registrada, se trataba solo de inscribirla para que tuviera derecho a asistencia sanitaria.

A veces hay gente amable y con sensibilidad.

Un saludo y gracias por venir a esta casa Á.

Ángeles Hernández dijo...

Maria Jesús; ¿Quieres decir que el hecho de que un funcionario sea amable es de por sí un milagro? o que los funcionarios de hoy ya no son lo del "vuelva usted mañana"?
(nosotras sin ir más lejos?.

Un abrazo natural, sin milagros de Á.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias RAMPY, la verdad es que lo emocionante era ver al padre con su hija, como todos los pades supongo, lo que pasas es que en esta ocasión pasó por allí "un testigo " y tomó nota.
Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Princesa, las funcionarias tienen alma, de verdad, y algunas son hasta capaces de ver algo más que el papel que tienen delante de sus narices.

Menos mal.
Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Cayetano, nosotros funcionarios de pro, nos encargaremos de quitar esa mala prensa, hemos de estar atentos al milagro, aveces tan sutil que puede escaparse.

Un abrazo de Á.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Ricardo, gusto verte por aquí y tus palabras que sirven de estímulo a esta novata , que ya lo va siendo menos.
Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Elvira, muy perspicaz al captar el juego ambivalente de la luz que puede irradiar una mirada vacía, que no capta luz.

Un abrazo, tú siempre tienes el 10 cuando escribes, o el 9,9 por no parecer pelotillera. Á.

Ángeles Hernández dijo...

Jasonía, no es necesario creer ¿verdad?, solo hay que fijarse en algunos detalles ¿para qué más?.

Un abrazo Á.

MORGANA dijo...

Me has hecho llorar¿Sabes?Pero de emoción,me caló hondo tu poema.
Mil besos.
Pd:estoy medio ausente por motivos de salud,por eso posteo poco y comento cuando el cuerpo me lo permite.
Un abrazo.

Abuela Ciber dijo...

Milagro de vida, que hermoso vivirlo!!!
Hay días que son más grises, lo cual nos hacen disfrutar aún mas de los coloridos no???

Angeles
Que la semana se presente buenisima, son mis deseos para l@s amig@s blogger@s.
Recibe mi cariño

................
Frase de la semana:
Mira en cada atardecer, la promesa de un mañana.
(web)

Ángeles Hernández dijo...

Querida Morgana: me alegro de haber contribuido en poner un poco de ternura en tu complicada existencia. Llorar de emoción es liberador.
Cuídate mucho. Un. Beso de. A.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias abuela por tus buenos deseos, esta semana necesitaré un poco de buena suerte.

Un abrazo. A.

emejota dijo...

Tan tierno. Ojalá les dure durante todo el resto de su existencia. Beso.

Narci M. Ventanas dijo...

Todo un milagro de vida, de amor y de ternura.

Precioso texto.

Besos

Flamenco Rojo dijo...

No puede ser un funcionario de hacienda igual que un funcionario que diariamente está recibiendo "milagros"...aunque en hacienda tb los hay amabilísimos.

Un abrazo.

TORO SALVAJE dijo...

Que bonito.
Me ha conmovido.

Besos.

Ángeles Hernández dijo...

Emejota: Si no fueramos capaces de descubrir la ternura cuando aparece, estariamos verdaderamente ciegos.
Un abrazo. A.

Ángeles Hernández dijo...

Flamenco: no te parece un milagro que todavia sigamos yendo cada año a Hacienda sin hacernos objetores?.

Aunque es verdad que en todas partes , incluso en el fisco hay gente encantadora. A mí me pasó una vez ( mira tú, tema para relatito nuevo).

Besos y " cudiaito la caló". Á.

Ángeles Hernández dijo...

Pues ya tiene mérito conmover a un Toro Salvaje. Me congratulo. Un abrazo. Á.

Flamenco Rojo dijo...

Escenario: Ventanilla de Hacienda hace unos quince años...Como Mary estaba trabajando voy solo a la Delegación para entregar las declaraciones del IRPF de ella y mía. El funcionario al recoger la de Mary me dice: -Oiga, que aquí falta la firma del conyugue…No se me ocurre otra cosa que sacar un boli de mi bolsillo y rubricar, falsificando la firma, las hojas de la declaración en su cara…El buen hombre me dice: -¡Hombre por Dios! ¿delante de mí? Se podía usted haber ido fuera y hacer el paripé sin que yo lo viera…Me subieron los colores a la cara, no sabía que contestarle…le puse carita de cordero degollao, le pedí perdón y…Me contestó: -Venga démela y que no vuelva a ocurrir. En tos laos hay gente buena…hasta en Hacienda.

Un abrazo.

José Antonio del Pozo dijo...

Muy, muy bonito, Ángeles. Sí, debía entrar incluso físicamente el resplandor dorado del sol por algún lado, bañándolo todo.
Saludos blogueros

Fernando dijo...

Querida amiga Ángeles: como no tengo tus señas en Internet, y debido a mi mala organización, me he dado cuenta de que no te enviado mi invitación para la presentación de mi libro "Gabriel y el Guadarrama". El próximo miércoles 22 de junio, a las 19h. tendremos esa presentación en el Hotel Torrelodones, situado en el mismo pueblo de Torrelodones. Vamos a tener muchos amigos reunidos en ella y será un ambiente muy agradable. La mejor comentarista de mis relatos no podría estar ausente. Yo´sé lo complicado que será para ti desplazarte, pero me haría una tremenda ilusión. Si finalmente no puedes venir, pienso citarte con preferencia en mi charla. Perdona que te escriba este comentario aquí, pero no sabía cómo hacerte llegar mi invitación. Un fuerte abrazo de tu admirador Fernando J.Ontiveros.

Fernando dijo...

Ángeles, amiga: el relato es una preciosidad. Cada vez escribes mejor. Seguiré leyéndote sin parar. Es la única forma de aprender. Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Científicamnete crear una vida es casi un milagro con la de veces que pasa. Yo en éstos sí creo.
Muy bueno tocaya, me ha gustado mucho.
Algunos funcionarios hasta empatizamos con nuestros ciudadanos. Como en la vida misma, en hacienda hay gente encantadora, que los he visto yo.

Ángeles Hernández dijo...

Fernando:
Gracias por tu invitación, me ha emocionado. Te acabo de conestar a tu mail privado que me envió Mercedes ( hasta hoy nome ha sido posible), espero que lo recibas (mira en la papelera.

Suerte y Felicidades Á.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Fernando por tu comentario, leer, leer y leer, esa es la manera.
Por eso te persigo ( te perseguía y seguiré haciéndolo).

Tus halagos me sonrojan, Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias José Antonio:

Os tengo abandonados, al blog y a los lectores, a veces la vida...

Pero todo tiene su momento, un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Kreiner:

Quizás perdamos parte de la espontaneidad con el tiempo pero ...frágiles, lo seremos siempre, auqneu a veces nos sintamos tan fuertes.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Nines:

Los empatizadores somos una raza en vías de expansión, a Dios gracias, mira lo que cuenjta Flamenco de Hacienda.

Un abrazo amiga Á.

Ángeles Hernández dijo...

Antonio Hiperión:

Que no perdamos la capacidad de seguir viéndolos y viviéndolos, un abrazo Á.