sábado, 12 de junio de 2010

LA ÚLTIMA LUCIÉRNAGA




Tendría… siete años, aunque no podría precisarlo. Era la noche de verano más calurosa que recuerdo. No solían dejarme hasta tan tarde jugando en la calle, pero alguna vez ocurría; era una zona muy tranquila y, obligados por el calor, todos los vecinos estaban en la puerta o en sus balcones; supongo que mis padres también y al ver tal alboroto de niños por los alrededores, disfrutando bajo la intensa luna… Por una vez. Jugábamos al escondite en el labrantío rodeado de olivos donde desembocaba la calle de mi infancia. Recuerdo que la tierra estaba seca, pero recién labrada, muy tierna y fresca a pesar de la sofocante noche; todavía puedo sentir la agradable sensación de mis pies descalzos hundiéndose entre los terrones que se deshacían como algodones. Uno, dos, tres, cuatro… “¡Corre Chica (siempre me llamaron Chica, porque era la más chica de las hermanas, y supongo que porque Mercedes me venía demasiado grande), corre!”, me decía a mí misma con más fe que aptitudes; esta vez no me encontrarían a la primera. Me escondí detrás del tronco de una vieja higuera bastante alejada del lugar de juego, por primera vez, había conseguido llegar más lejos que los demás; me sorprendió lo bien que se me daba correr por tierra batida. Hubo de pasar largo rato hasta que me encontraron y, mientras tanto, fijé la vista en el suelo. La luna jugaba entre las hojas de la higuera y dibujaba caprichosas formas azules en los secos matorrales que rodeaban el tronco. Así la encontré. Era muy pequeña, pero intensa. ¡Era increíble! ¡Una luz que se movía! Y no estaba enchufada ni tenía pilas. ¡Estaba viva! Mirándola pensé que había encontrado la prueba de que todo era posible: hadas, elfos, duendes… Si tenía alguna duda de que existieran, desapareció; tenía ante mí una de esas criaturas mágicas. La cogí con mucho primor y la puse en la palma de mi mano, sin dejar de mirarla. Si se apagaba…



-Me voy a mi casa –dije al pasar junto a mis amigos, caminando despacio, con una mano sobre la otra, ocultando mi secreto, casi temblando.


-¿Ya te ha llamado tu madre? No la hemos oído –dijo mi muy mejor amiga en aquel momento.


-No.


-Quédate, vamos a jugar al Pilla-pilla.


-Es que me hago pipí.


-¡Ah! Vale. Hasta mañana.


-Mañana me voy con mis abuelos.


-¡Ah! Vale. Adiós Chica.


-Adiós.


Abrí las manos. ¡Uf!, menos mal, todavía estaba encendida. Ya en casa, busqué una caja de cerillas en la cocina, la vacié, di las buenas noches a mis padres y me encerré en mi cuarto. No sé a qué hora me quedé dormida, sólo recuerdo que jamás he estado tanto tiempo mirando un punto fijo. Estaba convencida de que si cerraba los ojos se apagaría. Y así fue: finalmente, poco antes de amanecer, me quedé dormida y, al despertar, algo pequeño, gris y sin vida ocupaba una esquina de la caja de cerillas.


Aquella larga y calurosa noche aprendí muchas cosas importantes: que la vida, como la felicidad, es fugaz; que nada luce con más intensidad que en plena oscuridad; y que algo muy pequeño puede iluminar toda una vida y hacer creer en las cosas bellas para siempre. Fue magia, ya lo creo. Porque al día siguiente, mientras dibujaba distraídamente escuché a mi abuelo comentar una noticia de los informativos:


-Vamos a acabar con todo, mira lo que dicen en la televisión –llamó la atención de mi abuela -, que ya no quedan luciérnagas. Claro, con tantos productos químicos que se le echan a la tierra…


Miré alarmada la pantalla y… ¡Ahí estaba la última luciérnaga! La misma que la noche anterior yo había tenido en mis manos. Yo estaba segura de ello, y aún lo estoy, eso es lo que importa. ¿Existe la magia o no?










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111 comentarios:

Soy YO - MilThon dijo...

estoy muy de acuerdo con vos, con lo del futbol, o digo lo conrario pero tmbien debemos mirar para adelante no os parece.
ojala que puedan desestresarse con el futbol que tendras pra volverse tuertos de tanto mirar, empezando por mi que lo juego desde niño.

Anónimo dijo...

Preciosa historia, Mercedes.

Me encanta como lo haces, eres una grandísima escritora.

Espero impaciente la próxima entrada...

Un saludo!

Elena dijo...

Precioso texto Mercedes.
Te he visto correr por los terrones secos de la tierra, me he escondido a tu lado detrás de la higuera y me dormí contigo guardando la luz de tu luciérnaga.
Mis felicitaciones, sigue deleitándonos con estas descripciones.

Un beso.

josefina dijo...

Que bonito tu relato, yo aqui en el pueblo aun tengo la suerte de si salgo de noche, ver brillar alguna luciérnaga.Aqui con lo que ha llovido lo que no se ven son caracoles.
Un abrazo

MA dijo...

Hola mercedes bonito relato al leerlo me ha traído recuerdos a la memoria.
Te diré que hace muchos años que no veo una luciérnaga de luz,y siendo yo niña en el lugar donde vivía de noche se veían cientos de ellas alumbrar los senderos de los caminos en las noches de verano.
Un abrazo de MA para ti amiga.

Tatiana Aguilera dijo...

Me regresé por mágicos momentos a mi niñez, a mi búsqueda de elfos y lagartijas, al igual que tú también aprendí que la felicidad es fugaz.
Un beso.

eMi dijo...

¡Dios mío, Mercedes! ¡Qué maravilla de relato!!! ¡Cómo me identifico con esas noches calurosas de jugar al escondite y al látigo!

Tu pequeña historia ha llegado a mi vida como la noticia de la extinción de las luciérnagas (¡qué bonito nombre! ¡qué mágico ser!) llegó a la tuya.

Mil gracias por hacernos este regalo.

¿Puedo reproducirlo en mi blog?

Airama dijo...

Hola Mercedes,
Me ha encantado. Ha sido como si estuviera viviendo ese momento. Nunca he visto una luciérnaga y si algún día la veo, sin duda, me acordaré de tu historia.
Un beso

Fiaris dijo...

¡Que relato tan tierno!aqui en el jardin de mi casa tengo la suerte que en las noches de verano ahún se ven las luciernagas,un abrazo,buen finde

Pluma Roja dijo...

Precioso relato Mercedes, con un cierre mágico. Las luciérnagas son mágicas, en Guatemala aún quedan y frente a mi casa hay un pequeño parque lleno de árboles, cuando es tiempo de luciérnagas, son tantas, que en el lugar dónde están, iluminan el espacio.

Placer leerte,

besos

Anónimo dijo...

Acabo de ``descubrir´´ tu blog y ya me encanta como escribes. Este relato me parece muy bonito, voy a seguir leyendo, y tengo esperanzas en que todos sean así. Supongo que si no fuera así no tendrías tantos seguidores...
Me gustaría que alguien entrase en mi blog, también de textos:
http://estaesmividaaceptala.blogspot.com
Seguiré leyendo, y cuenta con una seguidora mas.
Saludos.

Kurra dijo...

Chica que bonita esa experiencia que aquella noche calurosa de verano tuvistes, a mi nunca me la contastes, y creeme me hubiera gustado mucho escucharte, un abrazo muy fuerte de tu omaita.

Pablo Fer Racines dijo...

Esa pequeña luz, sea esperanza, fe , magia , voz interior , esa es la que nunca debe apagarse e nuestro corazón .

Muy lindo relato Mercedes

Isolda Wagner dijo...

Kurra, hay que cosas que no se cuentan porque no les damos el valor que tienen, así que aprovechad el tiempo la una con la otra que estas pequeñas cosas luego son importantes.
Besos Chica.

Mercedes Pinto dijo...

Para Soy Yo-MilThon:
Me alegro de que estemos de acuerdo y de verte por mi casa. Gracias compañero.
Un abrazo.

García Francés dijo...

También a mí me ha hecho usted recordar mi infancia en el pueblo, Dª Mercedes, entre montañas, nadando con las truchas en el río helado. Pura evocación por la magia de su relato.

Buen rollito, amiga, y, que el Mundial lo gane el mejor.

Primavera dijo...

Que bonito relato intenso y muy estremecedor porque nos haces participe de todo lo que la niña siente y ve.
Feliz fin semana
Primavera

Mercedes Pinto dijo...

Para Pablo D:
Ya sabes cuánto me animan tus palabras, aunque no sé si me las merezco, es igual, me las dice un amigo.
Feliz fin de semana.

Mercedes Pinto dijo...

Para Elena:
Querida Elena, parece que te conociera desde... hace mucho, mucho tiempo. Verte por aquí es siempre una atisfacción para mí. Gracias.
Seguimos leyéndonos.

Mercedes Pinto dijo...

Para Josefina:
¿No puede ser? ¡En tu pueblo hay luciérnagas! Tienes suerte, ya sabes que por aquí, por el sur, la última murió hace años en una caja de cerillas.
Un fuerte abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Ma:
Es cierto, ya no se ven por nuestra tierra. Con lo bonitas que son... Tal vez vuelvan, quién sabe.
Un abrazo, paisana.

Mercedes Pinto dijo...

Para Taty Cascada:
Me alegra haberte devuelto un trocito de tu niñez, aunque sea por unos minutos.
Besos.

Mercedes Pinto dijo...

Para eMi:
Me alegra mucho que te gustara la entrada y te evocara recuerdos hermosos.
Claro que puedes reproducir la entrada en tu blog, con mucho gusto por mi parte, faltaría más.
Un abrazo fuerte.

Mercedes Pinto dijo...

Para Ariama:
¿Nunca has visto una luciérnaga? Pues son muy bonitas, te hacen soñar en la noche. Tal vez todavía quede alguna y te esté esperando. Entonces te acordarás de mí.
Besos.

Luis Madrigal Tascón dijo...

Muy bonito texto, Mercedes. Yo también podría recordar sucesos semejantes, pero no tengo buena memoria histórica y además, no sé escribir tan bien como tú lo haces. Pero sí, quédate tranquila, existe la magia, ya lo creo, y entre una luciérnaga y la misma luna que brilla en el cielo, apenas cabe diferencia alguna, porque ambas son un milagro, las dos han salido de las manos del Creador. Un beso, Mercedes. Luis.-

mateosantamarta dijo...

No sé si es un recuerdo real o un relato, en cualquier caso hermoso.
Creo que hay magia e incluso azar objetivo.
También creo que estamos cambiando el mundo de un modo terrible. Nuestro miedo a la muerte y nuestro deseo de perpetuarnos pone en peligro todo lo demás. Un abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para fiaris alfabeta:
No puede ser, ¡hay luciérnagas en tu jardín! Pero ¿tú sabes la suerte que tienes?
Gracias por estar siempre.

Mercedes Pinto dijo...

Para Pluma Roja:
Pues debe ser que Guatemala todavía guarda la magia; qué todavía los espacios urbanos no han ahogado los naturales. Me alegra de que puedas disfrutar semejante espectáculo.
Besos Aída.

Mercedes Pinto dijo...

Para Blanca:
Gracias compañera, siempre es una alegría encontrar una nueva seguidora. Te visitaré, claro que sí.
Un abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Kurra:
No te la conté porque estaba esperando este momento, así te has sorprendido como el resto de los seguidores. ¿Te acuerdas de aquellas noches de verano, mamá? Ya no pueden jugar los niños como entonces.
Un abrazo muy fuerte y un beso.

Mercedes Pinto dijo...

Para Pablo Fernando:
Ese es el mensaje del relato-vivencia, tú lo has dicho.
Me alegra verte. ¿Qué tal tus ojos?
Un abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Isolda:
Hay vivencias que no se cuentan porque simplemente no ha llegado su momento. De repente, un día decides escribir ese recuerdo recurrente de la niñez. Y escribir es gritar al mundo y eternizar los recuerdos.
Siempre es una alegría verte por esta casa.
Gracias, amiga.

Mercedes Pinto dijo...

Para García Francés:
Me gusta que alguien como tú, con los pies tan pegados a tierra, sea niño por un momento.
Pues sí, que gane el mejor, pero ya te digo que será en lo único que gana el mejor, porque en lo demás...
Saludos, Don.

Mercedes Pinto dijo...

Para ¡¡¡Llegó primavera!!!:
Me alegra que lo hayas disfrutado. Gracias por venir.
Feliz fin de semana para ti también.

Mercedes Pinto dijo...

Para Luis Madrigal Tascón:
¿Tú vas a decirme a mí que no escribes tan bien como yo? Pero, por favor, si voy a tu espacio a aprender. Gracias compañero, aprecio especialmente tus palabras.
Un abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para mateosantamarta:
Sabias palabras las que dejas en esta casa. Es verdad, de seguir con esta soberbia actitud, acabaremos con toda la magia.
Un fuerte abrazo.

Verónica O.M. dijo...

Que bonita la historia, que te ocurrió siendo niña.
Cuando yo era niña donde vivía si que habían muchas luciérnagas. Las llamábamos bichitos de luz, recuerdo que salíamos a la oscuridad para poder contemplarlas.
¡Que tiempos aquellos! con tu historia, he vuelto a recordar mi niñez ¡jajaja! gracias amiga.
Un abrazooo

La abuela frescotona dijo...

YO TAMBIÉN JUGABA COMO TU, DESCALZA EN LA TIERRA, GRACIAS POR LA MAGIA DE ESTE BELLO RECUERDO, EN ESTE MARAVILLOSO ESCRITO
DEJO MI SALUDO PARA TI

Maria Sangüesa dijo...

Precioso tu relato sobre ese mágico momento de tu infancia. Dominas el ritmo narrativo y el diálogo es ágil y natural. Me he sentido transportada a un verano en el campo, cerca de una era y de un río, mi hermana Carmen y yo nos quedábamos embobadas mirando como volaban unas luciérnagas, pensábamos que eran hadas... hasta que las vimos de cerca. Un fuerte abrazo.

Ángeles Hernández dijo...

Yo también recuerdo vagamente los gusanos que daban luz, y ahora al leer tu relato me han venido a la cabeza brillos entre las hojas de los árboles. Pero mi pragmatismo infantil no les dio más importancia.

Hoy sí, hoy quiero creer que la luz es emitida por ciertos seres, que como las luciérnagas, sin pilas ni cables, iluminan a su paso todo y a todos.

Y si no me ha sido dado el don de emitir mi propia luz, que al menos pueda ser iluminada por la
luminiscencia de algunas personas que encuentre en mi camino.
................................

Muy bello relato y muy intensamente contado, como tú sabes, luciérnaga chica.

Un abrazo Á.

Kurra dijo...

Gracias Isolda por tu consejo, aunque mi hija y yo estamos un poquito distantes si que aprovechamos el tiempo, no podemos pasar ni un solo dia sin estar en contacto, seguro dos veces al dia, te envio un besote fuerte.

emilio dijo...

Bella historia... personal según leo. Pero no, aún existen, y no es por magia, son un milagro de la naturaleza... milagro dije? jajajja.

Un abrazo amiga.

Mercedes Pinto dijo...

Para Verónica:
¿Qué tendrá la niñez que, a pesar de que seguro habría los mismos o más problemas, siempre nos trae cosas bonitas?
Otro abrazo para ti.

Mercedes Pinto dijo...

Para Abuela frescotona:
Me alegra verte por esta casa, es un honor para mí. Gracias por tus palabras.
También yo te envío un saludo afectuoso.

Mercedes Pinto dijo...

Para María Sangüesa:
Conociendo tus poemas y textos, me parece que todavía crees en las hadas, aunque las mires de cerca.
Gracias por estar.
Besos.

Mercedes Pinto dijo...

Para Ángeles Hernández:
Nunca es tarde si la dicha es buena. Cómo me alegro de que hoy creas, tienes suerte, normalmente nacemos creyendo y morimos descreídos, tú en cambio cuanto más creces más crees.
Y no te quepa duda de que tú tienes tu propia luz, y muy intensa. Creo que necesitas un fin de semana de charla. Muy pronto.
Un fuerte abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Kurra:
Mamá, Isolda sabe que hablamos a diario. Nos conocemos personalmente y le he hablado de ti.
Que descanses, un beso.

Mercedes Pinto dijo...

Para Emilio:
Te das cuenta, si al final vas a creer en los milagros, y yo me alegraría mucho.
Feliz domingo.

Eastriver dijo...

Sí, existe la magia y tú lo sabes. Hermoso relato que me ha recordado la propia sorpresa al ver, también niño, una luciérnaga. Yo no la cogí supongo que porque no me fié. Pero me quedé mirándola con la misma mirada alucinada. Con la sorpresa y el misterio. ¿Cómo era posible, esa luz? Me lo sigo preguntando, y me sigue maravillando.

Juanjo Almeda dijo...

Mercedes, he visto ese campo, he visto la tierra arada y movida a terrones, y cómo jugábais; qué pequeña eras, y no te hacías daño al correr descalza por allí, y ese árbol, con esa luna alumbrando en sombras que no te daban miedo. Aquellos juegos... el escondite, cuántas veces he jugado y corrido al pilla pilla; cuántas veces me he escondido con la ilusión de que me escontrasen tarde y con el miedo excitante de que me descubrieran pronto; lo mismo que con el pilla pilla, y yo lo rápido que era, y lo soy aún pero algo más viejo, bueno, más mayor. Yo era tan miedoso que casi era incapaz de coger un insecto con mis manos, ahora, sólo me decidiría coger unos pocos. La magia de aquello en el que éramos niños. Ahora...por qué no; dicen, que de entre cada diez mil tréboles hay uno de cuatro hojas...yo ahora, tengo tres, y encontrados por mí, dos de ellos muy recientemente, y más que regalé y otros que perdí. La cosa no termina ahí cuando de dos hojas, tengo dos, y de cinco, dos más...curioso, verdad.
Yo creo en esa magia, creo que sin el trabajo y el esfuerzo no se pueden conseguir los sueños, pero la suerte, también está ahí...y la magia de lo que no vemos. Esas plantas, esas hojas verdes que aparecen ante mis ojos cuando las busco algunas veces, quizás alguien las puso ahí; la mayoría de ellas, más de la mitad las encontré en una maceta que aún duerme bajo la luna en mi terraza, bajo la luna en que aquella noche te dibujaba azules figuras y te hizo encontrar esa luciérnaga, la última, que tú tuviste en tus manos, y ahora nos cuentas.
Esa maceta, esa planta que habita en la terraza de mi casa y que ahora duerme en esta noche, la regaba otras manos que luciérnagas también cogía cuando era niño y las metía en un tarrito de cristal. Esa maceta...era de mi padre. Que ahora no está, que duerme eternamente, debajo de otros árboles que quizás jugando con la luna, figuras azules le hagan a su nombre.
Un abrazo grande.

Juanjo Almeda dijo...

El 18 de septiembre, sábado, hay un encuentro de poesía en red en Alcalá de Henares, al cual he confirmado mi asistencia, también acudirán algunos compañeros que conoces y visitas a menudo. Yo no he estado nunca en un evento como ese, iré con gran ilusión. Si quieres y puedes ir aquí puedes inscribirte, con un acompañante: http://iiiencuentropoesiaenred.blogspot.com/

Mercedes Pinto dijo...

Eastriver:
Así que tú eres un poco como yo, por mucho que pasen los años hay cosas que te maravillan y nuestra mente se niega a explicar. Serán siempre magia.
Gracias por estar.
Seguimos leyéndonos.

Mercedes Pinto dijo...

Para Juanjo Almena:
No me extraña en absoluto que sigas creyendo en la magia, y tampoco que hayas encontrado tréboles de cuatro hojas, y de dos, y de cinco...Sólo encuentra el que cree, el que sigue siendo un poco niño. Tienes que hacerle una fotografía a esos tréboles y ponerla en el blog, y dedicarles un poema.
Me encantaría estar en ese evento, imagínate, pero septiembre es un mes complicado, se supone que son mis vacaciones y las de mi marido, y ya tengo un encuentro de escritores el 25 en Madrid. Debo seleccionar mis viajes o perderé mi vida familiar. Pero espero que tú nos traigas a tu casa el acontecimiento y que no se te olvide hacer fotografías.
Un fuerte abrazo.

Paco Gómez Escribano dijo...

Qué bonito, Mercedes, y qué bien escrito. Lo debiste pasar estupendamente aquella noche, soñando. Saludos.

Mercedes Pinto dijo...

Para Paco Gómez Escribano:
Pues sí, lo recuerdo como un hermoso sueño. Ya sabes que hay momentos que van contigo para siempre.
Me alegra verte por aquí.
Un abrazo.

La sonrisa de Hiperion dijo...

La magia existe... y si no existe, estamos en la obligación de inventarla a cada momento. Genial como siempre.


Saludos y un abrazo.

cachos de vida dijo...

Sí, claro que existe la magia. Bonito y tierno relato.
Un beso.

Curro dijo...

La segunda vez que dejo mi comentario, pues el ahterior no se ha gravado. A lo que voy, me das mucha envidia Mercedes , pues eres una maestra en la narrativa descriptiva, tanto que el que lo lee, al mismo tiempo lo vive y eso es muy dificil de conseguir, pero tu lo logras. Ayyyyyy so yo tuviera eso, mi novela seria otra cosa, pero todos no estamos tocados por esa varita magica. Un abrazo.

mariarosa dijo...

¡¡Hermoso!!

Yo era cruel, me hacía anillos con la pancita de las luciérnagas, ahora lo pienso y me averguenzo.

Gracias a Dios aún quedan luciérnagas, por lo menos en esta parte del mundo, en las noches de verano se la ve iluminanado la oscuridad.

Un beso.

mariarosa

AFRICA EM POESIA dijo...

Mercedes

CESTA


Cesta de frutas ...
De metales y sus amplias alas ....
Hermosa cesta de ...
Ese olor tan bien ...
Y tu olor ...
Los diferenciales...
en toda la casa ...


Porque aquí, en esta cesta ...


He encontrado ...
Mi hermosa aguacate ...
Verde y elegante ...
La señora Mango madurinha assí ...
Todo es vaidad ...


Luego, dos guapos maracujás ...
Muy púrpura ...
fazen compañía ...
Y tú Ginguenga ...
Redonda e ovalada ...


No eres más que el contraste ...


Y el fruteira ...
También tiene ...
Dos guayabas hermosa ...
Dulces ...
Y con un bueno gusto ...
Esso se suma a los otros ...
Y se extiende a través de la sala ...

Y tú ... Las frutas ...

Usted seguirá deleitando a todos ...
Con su anacardos ...
Y los frutos secos degustar ...



LILI LARANJO


Perdona mi pobre espanhol...

Ricardo Miñana dijo...

Muy bonito el texto una historia llena de recuerdos, te superas cada dia amiga Mercedes.
que tengas una feliz semana.

MORGANA dijo...

Espero que exista la magia..con toda mi alma ,lo deseo.
Un millón de besos y ...gracias.
Morgana

Mabel Petruccelli dijo...

Esa magia la sentí en el campo de mi abuelo dónde iba los fines de semana.
Recuerdo "los bichitos de luz" mientras q mi abuelo tocaba la armónica y yo lo acompañaba con botellas colgantes llenas de agua a diferentes niveles. Así me enseñó las notas.
¡Sí Mercedes la magia existe!...y están en los maravillosos momentos q vivimos.
Un abrazo desde Bs.As Argentina

JJ dijo...

Tu relato de hoy me ha transportado a la niñez y me ha recordado que la magia existe y, por eso, te doy especialmente las gracias.
Un beso

Unknown dijo...

Que si existe la magia?
Pues claro que si.

Y sino para que están los cuentos.

Muy bueno, maravilloso, encantador.

Un saludo Mercedes

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho, muchísimo.
Espero que si exista la magia yo creo en ella.
Gracias
Besos

lanochedemedianoche dijo...

Me trajiste a mi niñez de un solo golpe de luz, nosotros a las luciérnagas las llamábamos tuquitos, en las sierras cordobesa donde yo vivía todas las noches nos la pasábamos corriendo tras de los tuquitos, los poníamos en una latita de dulce, al llegar a casa con mi hermano contábamos quien tenía mas lucecitas, pero siempre fuimos cuidadosos al contarlos los dejábamos en libertad, que lindos recuerdos mi hermano ya no está, pero si su presencia, gracias amiga, tu relato es encantador y bello.

Besos

cachos de vida dijo...

Un saludo y un beso.

MA dijo...

Gracias amiga por tu felicitación.
Besos de MA para ti.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Mercedes:

Si la magia existe, la guardas en tus escritos, es un relato muy enternecedor, la inocencia de los niños es una hermosa obra de Dios y nos hace los sueños realidad.

Volví a mi niñez, al tiempo que leía.

Abrazos.

Mercedes Pinto dijo...

Para La sonrisa de Hiperión:
Puede que exista por eso, porque la inventamos cada día.
Hasta pronto.

Mercedes Pinto dijo...

Para disancor:
Me alegro que te gustara. Gracias por venir.

Mercedes Pinto dijo...

Para Curro:
Hombre, esta vez has venido en son de paz, y me ha gustado. Espero no acostumbrarme porque contigo nunca se sabe.
Gracias.
Un abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para mariarosa:
No puedo creerme que fueses así de cruel, menos mal que con el tiempo te reformaste. Es broma.
Gracias por estar.
Besos.

Mercedes Pinto dijo...

Para África en poesía:
Hermoso poema a la fruta, gracias por traducírmelo, amiga Lili.

Mercedes Pinto dijo...

Para Ricardo Miñana:
Gracias por tus palabras.
Que tengas una feliz semana tú también.

Mercedes Pinto dijo...

Para Morgana:
Existe la magia, amiga, claro que sí.
Un abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Mabel Petruccelli:
He estado en tu casa, así que ahora puedo decir que no me extraña nada que creas en la magia, de alguna manera, tú regalas magia.
Me alegra tu visita.

Mercedes Pinto dijo...

Para caminante:
Gracias a ti, por estar aquí y por creer en la magia.
Me alegra verte.
Un fuerte abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Ramón Simón:
¿Acaso no es magia que tantos podamos conocernos desde nuestros sofás? Ya lo creo que exite.
Besos.

Mercedes Pinto dijo...

Para anamorgana:
Sabes, yo creo que la magia existe para quien cree en ella, por eso para ti existe.
Un abrazo.

Abuela Ciber dijo...

Que hermosos Mercedes.

Amenizas mis horas el leerte.

Sabes me llevas a la edad de mis hijos pequeños en verano apagabamos las luces y dejabamos que aparecieran en el jardín los "Bichitos de luz" que guardaban por una noche, solamente, en un botellon de vidrio con agujeros en la tapa de metal.

Ves como de pequeños momentos se pueden tejer horas hemosas????

Cariños y gracias por siempre estar, tu eres parte importante de ese numero que hoy comento.

Mercedes Pinto dijo...

Para medianoche:
Así que los llamabais tuquitos... Qué bonito nombre.
Me alegro de haberte evocado hermosos recuerdos.
Besos.

Mercedes Pinto dijo...

Para disancor:
Otro saludo y un abrazo para ti.

Mercedes Pinto dijo...

Para Ma:
No hay de qué, te la mereces.

Mercedes Pinto dijo...

Para Rafael Lizarazo:
Sabes que te admiro, por eso tus palabras tienen un especial valor para mí. Gracias.
Un abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Abuela Ciber:
Aprecio mucho tus palabras de hoy, no sólo porque te he hecho recordar y revivir la mágia, sino porque me has considerado parte importante de tu entrada de hoy. Es para mí un honor. Gracias.
Besos.

Guido Finzi dijo...

Lástima que, hoy en día, ni los chicos jueguen apenas en la calle, ni existan terrenos rodeados de olivos más que en el campo, campo (el resto sucumbió al vil ladrillo y la rapiña de cualquier constructor cateto).

Un saludo, Novelista.

Liliana G. dijo...

¡Qué belleza de relato, Mercedes! Siempre que te leo me siento identificada con las historias de tu niñez. Yo también atrapaba "la luz mágica", yo también aprendí, y hoy, leyéndote, también aprendo que al compartir estas vivencias, estamos compartiendo la vida.

Un beso muy grande :)

Isabel Martínez Barquero dijo...

Precioso texto, Mercedes. Una evocación sugerente y llena de lirismo. La magia existe y tú la has tocado aquí. La magia está en la mirada, en el pensamiento que convierte en riqueza espiritual todo lo que toca.
Lo he disfrutado mucho, querida amiga.

BLANCA LIBIA HERRERA CHAVES dijo...

ES MAGIA TU VOZ CUANDO CUENTA HISTORIAS... EXISTE LA MAGIA Y LA RECREAN TUS PALABRAS DE AÑORANZAS VESTIDA...

UN ABRAZO...

García Francés dijo...

Dª Mercedes, si Dios está entre pucheros, ¿porqué no iba a estar entre blogs?

Hoy, con su permiso, hablo de usted en mi blog. Espero haberlo hecho con respeto a lo sagrado y con admiración hacia usted, Doña.

Gracias por sus palabras, me han servido. Un abrazo muy grande, amiga mía.

carlos guerrero dijo...

Precioso relato, Mercedes; se me ha hecho corto.

Un besazo

Mercedes Pinto dijo...

Para Guido Finzi:
Es verdad, es una lástima, pero los tiempos cambian y hemos de adaptarnos. Pero no saben lo que se están perdiendo.
Gracias por estar siempre.
Un abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Liliana G:
Cómo me alegra que te identifiques con mis historias y que las disfrutes.
Un fuerte abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Isabel Martínez:
¡Hola! Qué bien verte de vuelta sana y salva, confieso que cuando vi esa cantidad de botellas de vino vacías en el blog de María Jesús me preocupé. Je, je...
Gracias por tus palabras.
Nos seguimos leyendo.

Mercedes Pinto dijo...

Para Blanca Libia Herrera Chaves:
Me alegra de que tú, como yo, también creas en la magia.
Un abrazo.

Mercedes Pinto dijo...

Para García Francés:
No puedo creerme lo que me dices, ¿que mis palabras te han servido?, ¿a ti? Entonces no me queda otra que, además de tener fe, creer en los milagros.
Me ha gustado mucho las palabras que me has dedicado en tu blog, que tengo que decir que admiro y me enseña. Gracias, Don.

Mercedes Pinto dijo...

Para Carlos Guerrero:
Muchas gracias por leerme y dejarme estas palabras.
Otro besazo para ti.

Crimentalista dijo...

La magia existe. Tal vez esta noche abrirás una caja de cerillas y verás brillar algo en el fondo.

Un abrazo,

Alexandro

Mercedes Pinto dijo...

Para Crimentalista:
Si la veo, correré a contártelo.
Gracias.
Un abrazo.

MA dijo...

Amiga mil gracias por ser y estar por felicitarme en este regalo de premio amigo en mi blog.

Besos de MA y feliz semana.

Mercedes Pinto dijo...

Para Ma:
Como siempre te digo, gracias a ti, paisana.

Elías dijo...

Yo estuve años sin verlas (de hecho, pensaba incluso que se habrían extinguido), pero una noche de verano, cenando con unos amigos en el campo extremeño, de repente se produjo el milagro.
Un concierto de luz que, a ras de suelo, competía con el fulgor de las estrellas.
Nos quedamos todos en silencio, boquiabiertos.

Un beso.
Elías

Mercedes Pinto dijo...

Para autor:
¡Jo! Lo que yo daría por volver a ver una... Tal vez vuelva a producirse la magia.
Me alegra verte por esta casa. Gracias.
Otro beso para ti.

Amando Carabias dijo...

Todavía no sé cómo es posible que se me haya escapado este relato hasta ahora.
Supongo que me repetiré, pero no quería dejar de decir que me ha parecido tierno, muy bien contado y retratas muy bien qué tipo de sensibilidad tenías ya desde la infancia...
Una luciérnaga te distrajo de un juego... Ése sólo detalle es maravilloso. A un niño distraerle de un juego es cosa complicada.
La magia existe, claro que sí existe, pero la llevamos en el corazón y tú la llevas a raudales.

Mercedes Pinto dijo...

Para Amando Carabias María:
Sabía que vendrías, tú siempre vienes.
Dime, ¿qué sería de personas como tú y yo sin la magia? No quiero ni pensarlo.
Un abrazo.

Elvira Daudet dijo...

Querida Mercedes: ¡Claro que existe, tu preciso relato es magia pura!, no sólo por la luciérnaga sino también por el pedacito de tu niñez. A mí me ha emocionado especialmente: viví una experiencia parecida, en circunstancias muy diferentes. Al poco de separarme, quise dar a mis hijos unas vaciones especiales que les compensaran los daños "colaterales". Fuimos al Norte de Italia, a pasar unos días en una cabaña perdida en medio de un gran bosque. Tras una cadena de incidencias, llegamos de noche, provistos de una linterna y de un plano para localizar nuestra cabaña. La aventura me excedía y estaba literalmente aterrada, cuando divisamos una claridad sobrenatural que no sólo iluminaba nuestros rostros, sino también los árboles, las dispersas cabañas y hasta nos habría permitido leer uno de tus relatos. Aquella luz prodigiosa la producían centenares de luciérnagas que iban y venían enloquecidas dentro de un misterioso círculo. Los niños, hechizados, se negaban a alejarse del maravilloso espectáculo. Se pasaron todas las vaciones esperando que llegara la noche y se produjera el milagro.No volvió a suceder. Los prodigios sólo nos salen al paso una vez en la vida.
A partir del lunes estaré gozando en tu hermosa tierra, pero Jorje mantendrá vivo mi blog y yo seguiré el tuyo desde allí.Besos

Mercedes Pinto dijo...

Para Elvira:
Estimada Elvira, qué hermosa historia me has dejado, me parece deliciosa, digna del mejor de los cuentos para niños. Un momento mágico que, como tú dices, sólo se vive una vez en la vida.
Qué rabia que vengas precisamente cuando yo me voy a San Sebastián a pasar unos días, me hubiese encantado conocerte. Por cierto, ¿hasta cuándo estarás por aquí? Tal vez...

Ya me cuentas.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Ay, Mercedes, pero cómo se me pasó esta delicia, me he emocionado como una boba, qué preciosidá de relato, madre mía. Menos mal que se me ha ocurrido revisar...

Gracias por esa magia y por llenarme el alma de infancia.

Un abrazo gigante (sigo como a´nonima Paloma)

Talbanés dijo...

Hola, me ha encantado leer esta historia, a mi me fascinan las luciérnagas. Hace unos años escribí en mi blog una entrada que se llamaba "¿A dónde fueron las luciérnagas?", pensaba que ya no quedaban luiérnagas, pero sí que las hay, si sabes buscarlas... las encontrarás.

¿A DÓNDE FUERON LAS LUCIÉRNAGAS?
Hace ya tiempo, décadas han pasado desde que las luciérnagas aún revoloteaban en las tranquilas noches del estío campiñés para deleite de niños, hoy abuelos, y ensoñación de mayores. Pequeños animalitos, luminosos insectos que encienden nuestra bombillita interior de la imaginación y que alegraban los crepúsculos pululando entre cortijos, olivos, encinas y monte bajo hoy desaparecido también… ¿donde fueron aquellas luciérnagas?, que difícil es ver hoy en día en nuestra querida y maltratada campiña esos fosforescentes puntos de luz verde. No me canso de buscarlas, salgo a pasear en las noches sin luna, me siento en una piedra junto al borde del camino y aguardo paciente mientras la brisa refresca poco a poco la veraniega oscuridad, miro entre la fronda esperando ver su fulgor, pero nada, no están, se han ido… ¿para siempre?. Quizá algún día nos lo merezcamos y regresen de donde estén, quizá algún día volvamos a sentarnos en las noches de la canícula y mientras conversamos con algún viejo amigo volvamos a quedarnos callados al verlas volar, despertando con su luz al niño que todos llevamos en el corazón, quizá algún día comprenda por qué se marcharon estos diminutos seres, mientras tanto seguiré esperándolas todos los veranos, preguntándome… ¿donde fueron las luciérnagas?.