jueves, 8 de septiembre de 2011

CUESTIÓN DE ESTILOS



1.
A punto de terminar la jornada laboral, Clara se sentía alegremente inquieta barruntando la inminencia de las vacaciones estivales. Este año había sido muy duro y necesitaba desconectar más que nunca pues, al esfuerzo del trabajo cotidiano, tenía que sumar las tensiones derivadas del proceso judicial incoado contra ella por su ex marido –después de 15 años divorciados, ¡maldito dinero! -Sus reflexiones se vieron interrumpidas por el agudo sonido del teléfono fijo. Desganada por el temor a que una urgencia de última hora retrasara su salida cogió el auricular. 

-Dígame –su tono serio traducía impaciencia.

-¿Estoy hablando con Clara Huerta?

-Sí, sí, al aparato, soy yo.

-Buenos días. Ponga  atención a lo que voy a decirle pues creo que le interesa. Se trata de  su ex marido –Respondió de inmediato un hombre de voz bien timbrada, con palabras correctas y educadas.

Al oír hablar del padre de sus hijos, el gesto de Clara se ensombreció y todos sus músculos se pusieron en tensión -¡No, por Dios, otra vez no!, ¿de qué se trata hoy?- pensó en silencio mientras esperaba ansiosamente a que su interlocutor continuara.

-No hay ninguna duda, tengo pruebas firmes de que es homosexual. Está haciendo daño  a mucha gente y sé que a usted también le ha perjudicado. Quiero ofrecerle mi ayuda para que no vuelva a ocurrir; cuente conmigo, estoy dispuesto a declarar donde haga falta –disparó el desconocido su discurso como una ametralladora, sin pausa, aceleradamente.

-Creo que se equivoca, seguramente ha habido un error y usted quiere hablar con otra persona -respondió temblorosa e incrédula, sin entender muy bien lo que estaba escuchando.

-No, no me equivoco, usted es Clara Huerta divorciada de Mario Fidalgo –replicó la voz, esta vez dolida y prepotente, para después seguir diciendo –Escúcheme bien. Por fin podemos terminar con sus malas artes, ya es hora de que ese malnacido deje de ir por ahí fastidiando impunemente. Reflexione, piénselo bien. Volveré a llamarla dentro de quince días –Y colgó bruscamente sin dejar espacio ni tiempo para ninguna pregunta o aclaración.

2.
Quedó bloqueada, no acababa de comprender y le costaba dar un sentido a lo que había oído. ¿Quién era el desconocido y qué datos tenía de su vida? ¿Qué motivos le inducían a hacer tan “generosa” propuesta? ¿Qué se ocultaba detrás del esperpéntico planteamiento? ¿Cómo se podía basar una amenaza en un delito que, ni legal ni socialmente, era considerado como tal? ¿A quién podría importar dicha información? ¿Qué tenían que ver sus desencuentros económicos con Mario con su orientación sexual?

Dándole muchas vueltas llegó a la conclusión de que su interlocutor, por razones que se le escapaban, albergaba un enorme resentimiento contra Mario y quería hundirle. Sabedor de que los últimos meses habían tenido confrontaciones importantes, quería usarla como aliada –en teoría ayudarla- con la excusa de haberle encontrado un punto débil, un arma para poder chantajearle y blindarse así contra posibles nuevas agresiones. Debía tratarse de alguien próximo a su círculo y seguramente a ella no la conocía; estaba bien informado del pleito sí, pero tuvo que localizarla en el trabajo, no en su teléfono privado.

Aún así, por más que se estrujaba el cerebro, seguía sin ver clara la fuerza del argumento esgrimido por el acusador, aunque había algo en sus palabras y en su tono que habían logrado transmitirle una desagradable sensación de gravedad e inmoralidad: como si detrás de las afirmaciones vertidas hubiera hechos terribles que de momento convenía reservar.

Daba igual, verdad o mentira, exagerado o realista, este no era su estilo. Si por desgracia, algún día su ex, de nuevo la volviese a atacar, emplearía siempre los medios que la ley pusiera a su alcance. Chantajes y amenazas no formaban parte de su manera de defenderse. De todas formas tenía que reconocer que la llamada le había dejado muy mal sabor de boca y pidió consejo a sus dos mejores amigos. Uno opinaba que no debía preocuparse pues, dada la poca coherencia del mensaje, el anónimo era sin duda un perturbado; el otro, mucho más práctico, aconsejaba dejarse querer y obtener toda la información posible: "información es poder". Ninguna de las dos propuestas le dio la calma que buscaba.

3.
A los pocos días del desagradable e incómodo incidente partió de vacaciones al Mediterráneo más azul. Mientras nadaba en las cálidas y transparentes aguas de Cala Turqueta su cerebro se iluminó –esa mágica luz- y halló la respuesta: sería ella misma quien llevara las riendas del asunto que le estaba quitando el sueño.

Nada más regresar escribió a su ex-marido un correo electrónico comunicándole que debía estar atento pues había alguien que quería perjudicarle. Le expuso con todo lujo de detalles la conversación telefónica y también su decisión: independientemente de la veracidad o no de la información, que por lo demás no le interesaba, podía estar seguro de que ella nunca contribuiría a difamar al padre de sus hijas ni a ponerlo en una situación remotamente embarazosa. Una cosa eran los pleitos matrimoniales y otra la mala fe y el mal estilo.  Con esta carta su conciencia quedó plácidamente tranquila, No esperaba respuesta.

Se equivocó pues a los pocos minutos, para su sorpresa, su misiva recibió contestación breve y clara: "En efecto, conozco a una persona bastante desequilibrada que está difundiendo esa calumnia totalmente falsa. Gracias por la información. Mario”

Con la seguridad de que nunca sabría a ciencia cierta toda la verdad de la espinosa historia, Clara dio el tema por zanjado con una gran sensación de alivio. El acusador de voz bien timbrada que había prometido llamar a los quince días, no volvió a molestarla.

23 comentarios:

Máximo Cano dijo...

Argumento habitual el de las venganzas personales.

Relato con toque realista.

Saludos.

Ángeles Hernández dijo...

Gracias Máximo, eso quería traducir que las venganzas personales suelen mezclarse en los procesos familiares con resultados catastróficos.

Un abrazo Á.

Anónimo dijo...

Creo recordar este texto y, como la primera vez que lo leí, me voy con rabia y desconcierto. ¿Qué tramaba el tipo de la llamada? Y, sobre todo, ¿por qué Clara no le siguió el rollo y ahora sabríamos los motivos de dicha llamada? Un ex es un enemigo, y al enemigo ni agua, que luego...
Mira que hay gente retorcida.
Me alegra ver que has vuelto a tu casa.
Un fuerte abrazo, amiga Ángeles.

Amando Carabias dijo...

En la primera lectura de este relato (que bien podría ser una crónica de actualidad de nuestros tiempos -yo podría escribir una similar sobre mí mismo-) parece claro que Clara y Mario, a pesar de las desavenencias no han perdido completamente la perspectiva de las cosas, y han conservado el mínimo de racionalidad que debe presidir toda relación, incluso las que se traban para romper otras.
Pero tras una segunda lectura, uno empieza a sospechar que la mente retorcida de Mario pretende tender una trampa la natural bondad de Clara.

Anónimo dijo...

No soy capaz de entender la situación. Esto que cuentas ocurre en la realidad. El hecho es que hay cada vez más personas bisexuales y es muy difícil adivinar el fondo de los comportamientos. Hace años, las cosas estaban más definidas, quizá más injustamente, pero existía una claridad de exposición. Hoy día, el hecho de que un hombre deje a una mujer por otro hombre no quiere decir que haya dejado de querer totalmente a su mujer. Estamos desdibujando los límites del comportamiento y cada día es más difícil juzgar. Un abrazo.

Fernando R.Ontiveros

Ángeles Hernández dijo...

Fernando; he tenido un problemilla al darte acceso al comentario y al final he tenido que copiar tu mensaje como anónimo desde mi correo, lo siento.

Creo que esta historia revelaq hasta donde puede llegar la miseria humana cuando quiere fastidiar. Menos mal que Clara tenía claro que con ella no iban a poder contar.

Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Merceds, comprendo tu curiosidad, menuda historiqa habría salido de ahí, pero parece ser que la chica optó por no meterse en líos y evitar que alguien pudiera usar su nombre con malas artes y pretextando ayudarla.
Que nadie regala nada.

La traigo a colacción por o.inexplicable,aunque parece que alos lectores no les choca tanto.

Un abrazo y descansa. Á

Ángeles Hernández dijo...

Supongo que Clara no avababa de fiarse de nadie y ante eso prefirió enseñar las cartas a quien más conocía. Así desarmó al anónimo y de paso puso a su ex sobre la pista de un posible lío del que ellaquerí liberarse del todo.

Pero historias truculentas de este tipo,no deben ser infrecuentes. Los divorcios sacn de algunas su lado más negro. Gracias a Dios no en todas.

Gracias y un abrazo Á

curro dijo...

Hay gente cobarde, que se amparan asi, en vez de dar el careto y partirse la cara. Vaya con Doña Mercedes, que dice que un ex, es el enemigo y al enemigo ni agua, como se atrinchera contra los malvados hombres. Jejejeje. Un abrazo.

José Antonio del Pozo dijo...

es curioso, porque esta intrigante historia -y el que lo sea es mérito de su escritora- para derivar en novela casi exigiría el entrar en el entramado de esas relaciones, de ese folletón, en tirar de ese hilo casi de forma obligatoria, pero enfocada como un seco relato que quisiera mostrar las egoístas bazas más rastreras empleadas en los procesos judiciales de separación, no sé, el rapto de lucidez de ella y su sincera comunicación con su ex me parecen también fulminantes y que pueden funcionar como tales.
En todo caso está llevada la historia con el magistral pulso narrativo que es marca de la casa.
Saludos. Gracias, Ángeles

Ángeles Hernández dijo...

Curro: cobardes muy cobardes que solo mantienen el tipo detrás del teléfono.

Gracias por venir por aquí. Un abrazo Á.

Ángeles Hernández dijo...

José Antonio:

Es verdad que el relato queda corto, se acepta la crítica "constructiva". Necesitaría más explicaciones, no sólo de la mera descripción de unos hechos que sin profundizar en ellos puden resultar inverosímiles.

Tendré que ir pensando en lanzarme al cuento corto, a ver.

En todo caso, agradezco su comprensión y creo que ha entendido bien el objetivo y la idea de que en tiempos de divorcio todo vale. A la bondad de ella habría que darle un poco más de aire.

Un abrazo fuerte y gracias a ti por leerme siempre. Á.

josef dijo...

Un buen relato, me ha gustado. Quizá un poco de acción le habría venido mejor, pero así es como quedo al final.

UN abrazo.

Ángeles Hernández dijo...

Moderado: quizás un par de soplamocos a alguno de los personajes si que Ss echan de menos, gracias y un abrazo. Á

TORO SALVAJE dijo...

Clara actuó de buena fe y quien así actúa vive más feliz.

Bien por ella.

Besos.

Ángeles Hernández dijo...

Toro salvaje:
Ella actuó de buena fé y también con mucha cabeza pues no le gustaban los líos y Tampoco veía motivos para beneficiar lis rencores de un anónimo. Al fin y al cabo con Mario estuvo casada , en su día le amó y era un ser de carne y hueso , no una voz ...
Gracias por tu comentario. Un abrazo. A.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Amiga, de nuevo por tu casa. Como siempre un placer.

Saludos y un buen domingo.

TORO SALVAJE dijo...

Exactamente eso.

Besos.

Flamenco Rojo dijo...

Este relato suena más a real que a ficción...¿Te lo ha contado alguien?

Un abrazo.

Anónimo dijo...

No me parece acertada la postura del chivato, además de por supuesto, su nefasta moral; no creo que a estas alturas sea tan grave acusar a alguien de homosexualidad. Lo mismo hace un favor al acusado.

Ángeles Hernández dijo...

Flamenco:
La realidad y la ficción, ¿dónde está la diferencia?. Un abrazo.

Ángeles Hernández dijo...

Querida Nines:

Nunca sabremos que nos habría deparado el destino de haber ocurrido las cosas de otra manera.

Un abrazo Á.

Ana J. dijo...

Después de tanto tiempo perdida, he disfrutado mucho con la lectura de este relato tan, tan realista, con su punto de intriga, que se merece una continuación. La habrá?
Un abrazo enorme