viernes, 30 de octubre de 2009

Para Curro

Permitidme, estimados blogueros, que conteste como es debido al comentario que Curro ha puesto en mi entrada "Pensar por mí misma".
Estimado amigo Curro, en la hoguera, aunque nos pese, terminaremos todos. O ¿para qué son las incineradoras que se han instalado a mansalva en nuestros "campos santos". O, en su defecto, nos condenarán a encerrarnos "de por muerte" en la "caja del olvido" bajo tierra. Es sólo una cuestión de tiempo. Lo único que nos sobrevirirá será nuestro sentir hacia el mundo; pero no porque quede escrito, o por haberlo voceado a los cuatro vientos, tampoco esto tiene la mínima importancia, nos sobrevirirá porque sólo aquello que nace del sentir más hondo se convierte en el testigo que pasará de generación tras generación. Es ésta la única forma de sobrevivir a la hoguera, siendo un ejemplo vivo para el mundo el tiempo que nos dejen en él. Cada cual deberá sobreponerse a lo que le toque en suerte; unos a cosas pequeñas, otros a grandes retos, eso no importa, lo único importante es seguir luchando contra la adversidad. Alguien dijo: "No hay espectáculo más bello que un hombre luchando contra la adversidad", frase tan cierta como el amanecer, ésta es la única misión del hombre, no rendirse nunca. ¡Hay tanto por hacer! Cojamos nuestro testigo y adelante, que la hoguera nos está esperando.
Curro me pregunta en su comentario: ¿Qué pasará cuando de tanta ley no haya nada que prohibir? Amigo Curro, no te quepa duda de que todos aquellos que sólo aspiran a mantenerse en el podio usaran su poder para prohibirnos todo aquello que sientan como amenaza; de lo contrario caerían al vacío.
Un dato curioso: somos, con diferencia, el país de la Unión Europea con más leyes y articulos de ley. Es fácil saber por qué.

El éxito, vanidad de vanidades

El diccionario define "éxito" de la siguiente manera: "Resultado feliz de un negocio, actuación, etc." También lo define como: "Buena acogida que tiene algo o alguien". Me apunto al éxito tal y como lo define el diccionario. ¿Qué tiene de malo un resultado feliz o una buena acogida? Nada, naturalmente. Todo el mundo debería tener el éxito como resultado a cualquier esfuerzo. Pero no es así como lo entendemos los mortales; asociamos el éxito a la popularidad, por el motivo que fuere. Da exactamente igual por el camino que hayas llegado a él, incluso vale perder la propia dignidad. Con el éxito nos procuramos la envidia de nuestro prógimo, prueba irrefutable de que hemos conseguido sacar la cabeza sobre el resto del mundo. Esto es lo que finalmente valoramos: a todos los que están por encima de nosotros. No quiero éste éxito de ninguna de las maneras, y, si acaso cayera en tan macabra tentación, pido a todos los que poblais mi entorno que me amonesteis, que me retireis el aprecio, y que pongais vuestros ojos en vidas con espíritus más elevados. De este modo siempre sabré que, de tener algún éxito, será fruto de las bondades del alma y no me desviaré de la senda que me lleve a la sabiduría.

lunes, 26 de octubre de 2009

Presentación de "La última vuelta del scaife" en Madrid

Blogueros, me voy mañana temprano a presentar "La última vuelta del scaife" en Madrid. Así que ya sabeis: el día 28 a las 7.30 de la tarde en el café Galdós. Si a alguno os pilla por la capital, no dudeis en acompañarme, confio en que no os defraudaré. Volveré dentro de unos días y os contaré.
Un saludo desde Málaga.

domingo, 25 de octubre de 2009

Problemas en el blog

Queridos blogueros:
He tenido conocimiento de que algunos de vosotros habeis tenido problemas para dejar vuestros comentarios. Lo siento, no sé qué tipo de problema tengo en el blog, pero intentaré solucionarlo.
De todas formas, deciros que os lo agradezco igualmente, y que sigais intentándolo.
Un abrazo a todos desde Málaga.

sábado, 24 de octubre de 2009

¿Qué leo?





Todos, lectores empedernidos, insaciables, decepcionados, primerizos u ocasionales, nos hemos preguntado más de una vez (algunos, muchas): ¿Qué leo? Y nos hemos dirigido con ansiedad al rincón del hogar donde duermen nuestros libros. Casi siempre, nuestra mínima, moderada o majestuosa biblioteca, alberga algún clásico; quien no ha picado alguna vez ante la tentadora oferta de un vendedor de libros, o ha paseado por alguna de esas ferias del papel y… por ese precio, quién no se lleva “El Quijote”, o “La divina comedia”, o esa edición de todos los cuentos de Dickens tan bonita, aunque una vez en la mano nos parecía una caja vacía que no contenía tan siquiera el peso de la tinta. Yo misma, en un ataque de desesperación, estuve a punto de leerme “Almacén de las señoritas”, edición ilustrada de 1880. Fuerte, ¿eh? Lo dejé nada más ver la primera ilustración, por varios motivos, entre ellos porque casi se me desmorona en las manos. Si disponemos de tiempo, nos dirigimos de inmediato a la librería más cercana o la más conocida, que suele ser la tienda de libros de la gran superficie donde lo compramos todo, absolutamente todo. Y, en primer lugar, nos lanzamos como posesos hacia la mesa de novedades. ¡Qué perfectamente alineados suelen estar los montones de novelas recién sacadas de los hornos de las grandes editoriales! ¡Qué bien encuadernada cada obra! Bien cosida y pegada, con su pasta dura y su sobrecubierta. ¡Jesús! ¡Qué fríos y distantes! Algo nos hace desconfiar; pero, si somos primerizos, pensamos que es natural: estamos a punto de adentrarnos en el mundo de los intelectuales, siempre da cierto reparo. Pero lo cierto es que cuando más has comprado en la “mesa de novedades”, más grima te da. Pues estamos listos, y ¿entonces?, ¿qué leo? Pues depende: si eres niño o adulto, romántico o aventurero, realista o soñador… Incluso depende del momento vital en el que te encuentres. Sea como fuere, sigue intentándolo, abre y cierra los libros que quieras por la página que quieras, como hice yo con “Almacén de las señoritas”, pero sigue leyendo y buscando qué leer. Y no te dejes impresionar por la pasta de un libro; si necesitas consejo, pídeselo a un sabio, es seguro que habrá leído mucho.

miércoles, 21 de octubre de 2009

GRACIAS KHARMEN

Permitidme, estimados blogueros, que os de las gracias, y muy especialmente a Kharmen, que sin conocerme de nada ha dedicado parte de su tiempo a ver mis entradas y a poner un comentario para seguir nuestro particular debate.
Kharmen, me dices que te encanta leer, no sé dónde vives, pero, si te es posible, te invito a la presentación de mi próxima novela "La última vuelta del scaife"; tienes toda la información en el blog, y si no pudieses asistir por cualquier motivo, puedes adquirirla en cualquier librería de tu ciudad. Si no la tuvieran, pídela, no creo que sea problema. Me encantaría que me leyeras. Un saludo.

EN RADIO NACIONAL

Aquí teneis el enlace de rne donde está la información de de mi intervención el domingo día 31 de octubre.
http://ediciones-irreverentes.blogspot.com/

lunes, 19 de octubre de 2009

PENSAR POR MÍ MISMA

En el momento y lugar que me ha tocado vivir, para cada duda que me inquieta encuentro una respuesta. No necesito pensar; no necesito perder mi precioso tiempo en resolver cuestiones vitales, ¿para qué? Vivo en una sociedad que ha pensado por mí; saciada de leyes y artículos de leyes. Sólo tengo que cumplir la ley y estaré libre de "pecado". Me proporciona recetas para todo: cómo educar a mis hijos, en qué momento de la gestación puedo decidir tenerlos o no, qué parte de mi sueldo es para el bienestar social o para decorar mi ciudad, a qué velocidad debo ir con mi coche dependiendo de la vía, en qué momento he de intervenir si oigo a mis vecinos discutir... Cumpliendo las leyes estoy salva. Pues ya está, para qué pensar, con mi tiempo y dinero libres puedo hacer lo que me venga en gana, siempre que no infrinja las leyes, imprescindibles para la buena convivencia de la ciudadanía. Entonces: ¿Por qué hay cada vez más indigentes bajo los puentes de mi ciudad?; ¿por qué hay cada vez más fracaso escolar?; ¿es justo que en la fiestas navideñas se gaste en energía más de lo que necesitaríamos para mantener calientes a todos los pobres que nos rodean?; ¿puedo pillar con mi coche a todo lo que se me ponga por delante si voy a la velocidad permitida y respeto las señales de tráfico?; si un lobo (especie protegia) ataca a mi mascota o intenta robarme mi escasa comida, ¿puedo defenderme?; si mi hijo pone en peligro su vida ¿le doy un guantazo o lo dejo a su libre elección?; ¿quién puede asegurarme que entre todos esos fetos que no pasaron de las veintidos semanas de vida alguno hubiese sido el hombre o mujer que realmente elaborara la receta definitiva y resolviera las injusticias de la justicia?
El peregrinar de los seres humanos es un periplo que requiere mucho más que un puñado de leyes; requiere de valores morales que sólo se cultivan reflexionando. Por ello os animo: en vuestros ratos libres, pensad, y actuad en consecuencia, por vosotros mismos. Tal vez llegue un día que no haya nada que legislar.

domingo, 18 de octubre de 2009

ESCRIBIR UNA NOVELA

Queridos inexsitentes blogueros, esta mañana de domingo me he levantado demasiado temprano y el silencio, imprescindible aliado del escritor, me ha servido de banda sonora para reflexionar sobre una cuestión que me ronda desde hace años: ¿Qué es una novela? He leído y escuchado muchas opiniones al respecto, algunas se han acercado mucho a mi sentir, pero necesitaba responder por mí misma a esta pregunta. Una novela es una maravillosa mentira que debe estar tan extraordinariamente hilada que el lector no tenga la más mínima duda de que asiste a un hecho real. Bien, creo en esto estarán de acuerdo la mayoría de los lectores de este género, pero ¿cómo se consigue semejante proeza? Con imaginación. No es ésta un simple ingrediente de nuestra obra; es el caldo de cultivo, el agua donde coceremos todo. Con ella construiremos personajes con caracter, argumentos de peso, tramas con ritmo... Todos ingredientes necesarios para un buen resultado, y todos quedarían huérfanos y crudos sin el caldo donde han de hervirse.
Si hemos tenido la suerte o desgracia de haber nacido con una gran imaginación podremos ser novelistas, un noble arte donde los haya, pero no será suficiente si no perseguimos la excelencia.
El artista nace, creo que es cierto, pero no el novelista, o el pintor, o el músico... Éstos se hacen a fuerza de disciplina, perseverancia y respeto a la especialidad que los ocupa y a sus consumidores.
Con estos ingredientes habremos conseguido entretener al lector, que recordará cada día dónde dejó su novela para continuar en su momentos de ocio. Pero hay algo más: en sus líneas, o entre ellas, por alusión o elusión, ha de haber un "mensaje" que induzca a la reflexión, que de alguna manera eleve el espíritu, sólo entonces estaremos ante una obra maestra.

viernes, 16 de octubre de 2009

PERDÓN

¡Hola!, creo que a nadie; todavía no ha habido quien se digne a visitar mi blog, le he pasado la dirección a un hijo mío pero..., está tan ocupado. En dos días he conseguido que parezca un cajón desastre. L0 siento, la maldita vanidad me hizo abrirlo, para qué nos vamos a engañar. Acabo de editar mi segundo libro y pensé: no sé si conseguiré agotar mi "escueta"segunda edición y, muerta de miedo, me dije que por qué no, meto la publicidad de mi libro... Lo siento de veras. Después de tomarme una cerveza "de botella verde" en la cena, acompañanda por
un trozo de aquí y de allá de una tabla de quesos, de esos que venden en el Opencor, variedad francesa, jeje... Pués eso, después de deleitarme con semejantes "manjares", estaba como... más lúcida, y he vuelto al blog para pediros a los posibles blogueros MIL PERDONES, por faltaros al respeto, mientras detrás de esta pantalla otra, más grande e indecente, enmarca a un tal José Campos, marido de Carmen Bordiú. Dicen que, el programa en cuestión que muestra impúdicamente la cara oculta de vidas cualesquiera, es un "programa basura", pues a mí, el tipo este... José Campos, me parece un tio estupendo, bastante mejor que yo, que no se esconde en estos patios para promocionarse, al menos él da la cara y se arriesga a que se la partan. Ahora que lo pienso, ¡qué injusto es eso de llamar a algunos programas "programas basura"! ¿Esa gente no ha visto el telediario? ¡Cuanta hipocresía!
Volveré.
Nano es un muchacho, tímido, frágil y despistado, abocado a una cruel soledad por el rechazo constante al que se ve sometido por los chicos de su edad. Este aislamiento involuntario, indirectamente, lo ayuda a pasar muchas horas haciendo lo que más le gusta: escribir, dibujar y sobre todo imaginar. Su mundo interior llega a ser tan importante para él, que es su imaginación quien lo salva de su cruda realidad.