domingo, 14 de agosto de 2011

EL CUENTO DE LA CRISIS MUNDIAL




Érase una vez un chico muy bueno y muy trabajador pero con un padre que no le daba mucha importancia a nada de lo que hacía y una madre doliente cuya única manera de hacerse querer (o notar) era sintiéndose enferma y cansada. El Chico se hizo muy pronto independiente y autosuficiente montando su propia empresa. Tenía muchos amigos y era alegre, campechano y fuerte. Le faltaba el amor verdadero pero prefería estar solo a mal acompañado.

Quiso la fortuna que un buen día se fijara en una chica tan buena y tan trabajadora como él; también necesitada de cariño, sabía querer bien y tenía la gran cualidad de entender a los demás y ponerse en su piel. Así supo y quiso ponerse en la del Chico cuando empezó a amarle. Y los dos estaban a gusto juntos, él aportaba su fuerza, su bondad y su incondicionalidad; ella mucha comprensión y, sobre todo, una admiración y unos cuidados que él nunca antes había sentido.

Un día llegó una gran CRISIS MUNDIAL y, no sabemos si por contagio, por extensión ( se construía menos, los acreedores no pagaban, los préstamos prometidos por la familia fallaron, las hipotecas para jóvenes eran Misión Imposible, todo se encarecía por minutos...) o por casualidad, afectó al Chico y a la Chica justo en el momento en el que habían decidido compartir sus destinos y comprar una casita. Una hermosa casita que ella con su buen gusto y él con su fuerza, conocimientos y oficio, harían relucir como el palacio más bello.

La Chica empezó a estar triste y agotada: había ascendido en su empresa y el temor a no ser digna de su nueva responsabilidad hacía que, esa noticia en teoría excelente,  tiñera  las obligaciones habituales con un matiz de angustia . Llegaba muy tarde al hogar, casi siempre acompañada por preocupaciones que le hacían chiribitas en la cabeza y en los músculos; además del trabajo y de los sinsabores económicos que parecían multiplicarse, asumía otras cargas como la de su madre que pasaba malos momentos, sus abuelos aquejados de graves enfermedades o su progenitor que le debía dinero. En fin, que por muy superwoman que fuera (sí, sí, lo era), estaba perdiendo su natural talante empático y comprensivo y empezaba a necesitar de manera imperiosa ser ella  quien recibiera cuidados y sonrisas, incluso aunque a veces con su gesto pareciera rechazarlos. Se quejaba (no sin razón) de que él no era cariñoso, que guardaba el buen humor para los de afuera, que no se fiaba de ella en los asuntos relacionados con la casa, que malinterpretaba sus palabras, que la trataba como a una menor (más o menos como su padre a su madre -los de él-). Temía acabar somatizando  y, entre tantos problemas, a menudo sentía la tentación de empezar a romper por lo más evidente: la casa y la pareja.

El Chico también estaba de mal talante. Estos cambios, sutiles pero in crescendo, le afectaban tanto que se estaba tornando hosco, desconfiado, irritable... Hechos como haber conseguido una buena hipoteca, no necesitar la ayuda de su padre o que La Chica le adorara y estuviera pendientita de sus asuntos,  no parecía ejercer ningún efecto positivo en su ánimo. Como no quería defraudar a su, cada día más triste, amada,  iba y venía de acá para allá intentando controlar hasta el mínimo detalle,  ser el factotum o, en el extremo opuesto, caer con todo el equipo demostrando y demostrándose que él también estaba agotado y que su malhumor y sus fallos no eran  a causa de debilidad o  vagancia.

Así es que el cansancio de ella, por mucho que a veces intentara disimularlo, producía en él gran  desapego y distanciamiento y el comienzo de un círculo vicioso muy peligroso, mientras que el sobreesfuerzo de él y sus consecuencias: irritabilidad, malhumor, inseguridad, tendencia a quejarse más, menor tolerancia para asumir la mala cara de La Chica por las noches (no hay que olvidar que esa cara podría recordarle a su sufriente madre, situación que detestaba, y aunque nada tenían que ver ni él con su padre, ni ella con su madre, el subconsciente no entiende de tamañas sutilezas), tenían a La Chica francamente descontenta -más círculo vicioso negativo que les ponía al borde de la ruptura-. A los pobres  jóvenes inexpertos, la vida no les había enseñado que cuando vienen mal dadas es cuando más hay que mantener la calma.

Una pena porque se querían mucho. Es lo que tienen LAS CRISIS MUNDIALES, que al final lo envuelven todo y a todos contaminan, incluso a quienes teóricamente deberían, por nuevos y entusiastas, estar libres de sus garras.

Quizás si en vez de enredarse en el abismo que prensa y otros medios  pregonaban, se hubieran puesto a regar el árido presente con HUMOR -no con culpa proyectada en el otro- y lo hubieran abonado con una pizquita de PACIENCIA, el final de este cuento hubiera sido muy diferente. Algo así:

”El Chico y La Chica construyeron su nido pues con la empatía y comprensión que ella siempre mantuvo, él olvidó sus inseguridades (las que arrastraba desde niño y que ahora iban desapareciendo) y dejó de competir por demostrar que era el más currante. Tranquilo y contento, no perdió esa fuerza y bondad que para ella, aún con cara de cansada, suponían sosiego y alivio: la balsa de aceite para seguir navegando, incluso en los momentos familiares y laborales difíciles que estaba padeciendo”.


Y colorin colorado....

33 comentarios:

emejota dijo...

Es un cuento muy muy realista Mercedes, si bien hay que reconocer que ese comportamiento es muy natural en personas "chicas" que les falta madurez y experiencia, al margen de la edad. Además, por supuestísimo, de la receta que aportas. Beso.

Ángeles Hernández dijo...

Si, nos dejamos envolver por el desaliento y convertimos las dificultades en fracasos personales que e incomprensión.
Gracias emejota por tu comentario. A.

Anónimo dijo...

A veces es necesaria esa "travesía por el desierto" que tú nos has descrito con tanto realismo, como dice emejota, para madurar y ver los problemas con distancia. El tiempo y la edad te dan una perspectiva de la que se carece en la juventud, donde parece que todas las metas son alcanzables con esfuerzo y obviamos que lo importante pasa por nuestro lado sin advertirlo.
Me alegra tu vuelta, ver tu casa de nuevo aireada.
Un abrazo, querida Ángeles.

Ricardo Miñana dijo...

Creo que precisamente ahora es el momento de escribir un libro sobre esta crisis que esta afectando a nivel mundial, porque ya me dirás como se puede explicar, que hasta EEUU esten practicamente en suspension de pagos.
me voy de vacaciones hasta primeros de Septiembre,
que tengas una feliz semana.
un abrazo.

Fiaris dijo...

Pura realidad.
abrazo.

Anónimo dijo...

Aunque queramos ser positivos a veces solo és un auto engaño como
bien relatas en este cuento.
La crisis Mundial en la que estamos sumergidos nos hace comportarnos como esta pareja siendo igual la edad que tengas.
¡ Me gusta tanto esa claridad y sencillez en tús escritos !

Un gran abrazo
V.C.

Isolda Wagner dijo...

Querida Ángeles: La historia, mil veces repetida, no pierde por ello actualidad. Es desastroso, pero presumo que esos Chicos se aman y, juntos podrán con todo. Es mi deseo para ellos y tantos otros.
Besos siempre.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Por desgracia, una historia de tremenda actualidad. Pero -como muy bien indicas- el sentido del humor puede cambiar el desenlace o, como dice el refrán: "A mal tiempo, buena cara". La alegría todo lo puede.
Un beso, Ángeles.

Flamenco Rojo dijo...

Maldita crisis...cuantas parejas se están deshaciendo a causa de esta epidemia del siglo XXI.

Un besote.

J.M. Ojeda dijo...

¡Hola!
Bonito cuento.

Saludos de J.M. Ojeda.

Ana dijo...

Pobres de aquellos que han perdido el humor y la paciencia, porque las Crisis Mundiales los envolverán y contaminarán...

Hermoso tu cuento, Ángeles. Cuántas historias de Chico y Chica estarán sucediendo en este preciso momento.

Saludos!!

Anónimo dijo...

Cuando todo llega a su fin te atrapa el nuevo recurso: metarrelato.
En cierta manera hablar de la crisis contribuye a profundizar en la crisis. Paradójicamente, hablar de que no hay crisis contribuya a que no haya crisis. Chica ( no la del relato)puede que en este relato esté implícitamente la solución a la salida de la crisis.
Tú no paras. Me encanta.
Un besazo.
NANDO

Ángeles Hernández dijo...

Mercedes: los que peinamos canas y estamos también pendientes de los que nos rodean, sabemos que todo lo que sube baja y viceversa y que quien resiste gana.

Ayude orles a resistir y a no escuchar las sirenas alarmistas . Nunca se ataron los perros con longaniza.
¿Verdad?

Besos. Á

Ángeles Hernández dijo...

Ricardo, un libro sobre la crisis podría empezar más o menos así, con el día a día.
Felices vacaciones, un abrazo. A.

Ángeles Hernández dijo...

Fiaría, Sonia:
Además de la " prima de riesgo" hay asuntos que nos tocan más de cerca y cuyas consecuencias habría que
Saber prevenir.
Gracias por venir. A.

Ángeles Hernández dijo...

Isolda: nunca falta una crisis cuando se asumen riesgos. Yo también espero que estos sencillos jóvenes sepan , o alguien les avise, reír y parar in poco.

Besos para ti de. Á.

Ángeles Hernández dijo...

Isabel, Flamenco: Historia tan actual como pudo serlo hace 50 años. Cíclicamente nuestra sociedad baja u lo mismo asciende, recordad a José y los sueños del Faraón,

Lo que pasa es que casi siempre les toca sufrir a los mismos. A ver si estos que parecen listos, aunque sea con ayuda de los que les observan desde fuera, consiguen superaría.

Gracias por vuestro comentario y un abrazo de. Á

Ángeles Hernández dijo...

JM Ojeda , bonito cuento porque ya vislumbras el final feliz¿A que sí?.

Ojalá lo sea para ellos y para todos .

Un abrazo. Á.

Ángeles Hernández dijo...

Ana: En estos tiempos esa es también una crisis, las prisas y la falta de humor para reírse hasta de la propia sombra...

Yo espero, que nuestra sonrisa y nuestra calma ( hiperactiva) no nos impidan volvernos a encontrar - pronto o tarde-.


Besoooooos. Á

Ángeles Hernández dijo...

NANDO:
Todo tiene muchas lecturas, elijamos siempre la más alegre; total, el hambre con humor, aunque sea negro, se tolera MUCHO MEJOR.

Te esperamos, aunque se te acumule el trabajo en esta crisis que para algunos que no se fijan no lo es tanto .

Cariños siempre. A.

Ana J. dijo...

Ay, qué triste pero qué real.
En cualquier caso, la crisis es una causa/excusa como otra cualquiera para que una pareja pierda el brillo que se le auguraba.
Certera, como siempre, ángeles.
Un abrazo enorme

José Antonio del Pozo dijo...

Sí, la crisis obliga a las personas normales a apretar los dientes, y todo se perturba y enrarece y afecta las querellas personales y mantener ahí la confianza mutua es delicada, y más ahora, en este mundo que vivimos.
Saludos blogueros, Ángeles

Abuela Ciber dijo...

....el presente con humor....
Me agrado.

Bueno por suerte no todos lo jóvenes son como este estupendo cuento que has desarrollado, tan inteligentemente.
Digo por suerte, porque sino adíos futuro no????

Cariños mil.

TORO SALVAJE dijo...

Hay que tener un sentido del humor muy especial.
No está al alcance de todos.

Besos.

Anónimo dijo...

Cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta po la ventana. Espero que queden de los de contigo pan y cebolla, o bocata de mortadela. Un abrazo guapa.

Ángeles Hernández dijo...

Las crisis de pareja suelen ciclar con más facilidad que el mercado y depender más del trabajo personal. A ver si hay suerte...

Besos Á.

Ángeles Hernández dijo...

José Antonio:
Que los bancos además de nuestras cuentas y nuestros ahorros, influyan tanmbién en nuestra felicidad es todavíamás injusto.

Habrá que aprender mecanismos de defensa personales para no dejarse ir.

Besos Á.

Ángeles Hernández dijo...

Bueno, Nines, más que el dinero es el agobio por llegar a donde uno se propuso.

Pan y cebolla, por supuesto, y este año no hay vacaciones o me retoco el vestido para que parezca un poco distinto.

Cariños con exceso de curro Á.

curro dijo...

Las crisis las tienen los que se la buscan, y lo de buen o mal humor, no tiene n nada que ver con la crisis, puesto que en tiempos de bananza también hay gente que se complica la vida. Un saludo

Unknown dijo...

Una narración muybonita plena de matices.

Hoy………….

Paso a dejar mi huella
y dejo en tal decires
Titulados Ser
Y reza así:
“Todos lo decían, todos!
es libre como el viento,
sin imaginar que tenía
dos grandes secretos
guardados en su silencio.
Y el silencio mismo
los ha revelado;
El primero, es:
el viento no es libre,
es prisionero de sí mismo
y de su propio impulso,
que lo mece, lo hamaca,
lo agita , lo aquieta,
lo convierte en ráfaga, en ciclón
o en calma brisa.
Y el segundo:
se es como el viento
cuando se piensa
para ser!”

Dejo mi saludo e invito a visitar mis blogs, dónde te aguardan algunos detalles.
Tuya
Marita
www.panconsusurros.blogsp

Ángeles Hernández dijo...

Gracias curro por tu comentario, siemnpre hay expertos en complicarse la vida, es verdad, pero tamvién que los problemas con pan lo son menos.
Un saludo Á.

Ángeles Hernández dijo...

Marita: Termina agosto y podremos pasear por la blogosfera con calma.

Un abrazo Á.

José Vte. dijo...

Ángeles yo también soy de los que pienso que a esta crisis que nos han dejado caer como si de una maldición se tratara,hay que echarle algo de optimismo, no nos podemos dejar vencer por la apatía y la desgana, aunque no lo parezca todo puede ir a peor.
Me ha gustado mucho esta historia (ficción).

Un abrazo