Autor: Ángeles Hernández Encinas.
Verónica llegó al hospital acompañada por un hombre de edad indescifrable que decía ser su padre. Era delgado y moreno; a su cara renegrida, poblada por una densa barba, una torva y huidiza mirada le confería un aspecto siniestro. No parecían muy limpios y despedían un aroma desagradable a juicio de los finos olfatos que los recibieron. Mas, no fue la falta de higiene lo que produjo alarma, sino el grave estado de Verónica que inducía a pensar en un rápido y fatal desenlace.
La muchacha mostraba la piel grisácea, sin brillo; el rostro anguloso con pómulos salientes y mejillas hundidas; apenas abría los ojos, su nivel de conciencia solo le permitía emitir, de vez en cuando, un leve quejido , como si se le escapara la vida por esos breves lamentos. La situación no auguraba un buen pronóstico. Por entre las piernas, largas, delgadas y de idéntico color macilento que el resto del cuerpo, fluía mansamente, sin prisa pero sin pausa, un líquido oscuro, probablemente rojizo, cuyo olor se percibía con un matiz diferente: putrefacto, purulento. Posiblemente una infección grave le estaba minando la poca resistencia que le quedaba.
Gracias a un intérprete se pudo obtener información a cerca de las causas que habrían conducido a Verónica a tan lamentable situación, pues ninguno de los dos hablaba o entendía el idioma del lugar. Según contó el presunto padre con rostro impasible, estaban pasando unos días en España de camping, solos, sin la compañía de madre, hermanos o algún otro pariente. Dijo también que provenían de un país del Este de Europa, que la chiquilla tenía dieciséis años y que había sufrido un aborto tres meses antes del que se había recuperado sin problemas; desconocía por qué motivo desde hacía unos días sangraba copiosamente por vagina y el origen de sus incómodos mareos
Nadie creyò esta versión de los hechos -demasiados silencios y contradicciones- pero fue dada por válida pues urgía actuar; cada minuto gastado en investigaciones no imprescindibles podría ser nefasto.
En un tiempo record Verónica fue intervenida quirúrgicamente. Recibió además una considerable cantidad de sangre y otros fármacos. Se trataba, en efecto, de un embarazo interrumpido de manera abrupta e incompleta ; los restos placentarios retenidos eran responsables del sangrado y de una grave infección que empezaba a generalizarse. Resultaba a todas luces imposible que llevara muchos días en ese estado. El tamaño del útero correspondía aproximadamente a una gestación de doce semanas
A las pocas horas, instalada en una sala de reanimación y vigilancia, no era la misma. El color sonrosado de su piel ya más turgente, los labios húmedos y una discreta y tímida sonrisa de bienestar, hacían patente su linda cara de adolescente, iluminada por dos ojos , ahora sí bien abiertos, grandes, verdes y profundos, que parecían transmitír calma y tranquilidad.
Dicha sala se hallaba separada por un fino tabique de otra similar en la que eran atendidos los niños nacidos mediante cesárea. Quiso el azar que en esos mismos instantes llevaran a un bebé procedente del quirófano para ser asistido en sus primeros minutos de vida. El llanto vigoroso del neonato, tras ser estimulado, produjo gran alborozo entre el personal responsable de este tarea. Alguien observó que al ser escuchado por Verónica ese grito de vida, de sus ojos tranquilos brotaron lágrimas amargas, silenciosas y emocionadas; suavemente se fueron deslizando por su bello rostro sin que, ni ella ni nadie, hiciera el más pequeño gesto para enjugarlas.
Estaba sola, el hombre, su acompañante de aspecto siniestro, hacía rato que se había marchado.
34 comentarios:
Escalofriante.
En este estilo tuyo de aparentes aguas serenas, bulle el drama de aquellos que sufren la marginación y la miseria. Y más dentro aún, como si fuera la semilla escondida, se escucha el gemido de la tragedia, una doble brutalidad sufrida por mujeres -encarnadas en Verónica- que además de compartir la miseria, tienen que soportar la mentalidad machista de quien se cree superior...
¡Uf! Intentar razonar lo suficiente para poder contestar con coherencia a este texto después de leerlo es harto difícil. Solo me asaltan preguntas: ¿Qué pasará cuando a Verónica le den el alta?, ¿conseguirá perdonar la tremenda tropelía de su supuesto padre? De no ser así, ¿cómo hará pagar al mundo el dolor que le causaron? Y, al sinvergüenza que la llevó, ¿quién se olvidó de inculcarle un mínimo de valores?, ¿sus padres?, ¿los padres de sus padres? Quiero pensar que esta muchacha acabará con tal cadena de despropósitos. Ya sabes que siento gran admiración por aquel que tiene el valor suficiente como para volver a nacer.
Un texto estremecedor. ¡Qué mañana!
Un fuerte abrazo para ti y los seguidores.
Terrible
(Las bases del concurso están en el post del día 29)
Hay gente a la que le robaron su infancia, su juventud... su vida. Imposible recuperarse del todo tras vivencias horribles como la que hoy nos cuentas.
Un saludo.
Es verdad Amando: doble brutalidad, la de la pobreza y la de la mujer esclava.
¿Podemos hacer algo nosotros?.
¿Limitarme a denunciarlo servirá para algo?.
Existen y están cerca.
Un abrazo Á.
¿Cuántas preguntas Mercedes?, Siento ser causa de tantos quebrantos, llevaba yo mucho tiempo con relatos tiernos e iba guardando los dolorosos.
Yo tambiénme planteo qué habrá sido de Verónica. Sus lágrimas amargas eran de pena por haber perdido un niño, quizás en su país encuentre un camino mejor.
Un abrazo y a seguir Á.
María Jesús, eso me parecía a mí, terrible, por eso quise retratarlo, con la emoción de recién nacido incluída.
Un abrazo, iremos a ver el 29.Á.
Cayetano:
Testimonios de robos de infancia y juventud tendrás tú muchos más ejemplos que yo.
Haberlos haylos.
Un abrazo, Á.
Que pena.
Cuanto dolor.
Pobrecilla.
Besos.
Un relato triste sin ninguna duda, pero refleja la realidad de muchas mujeres, la infinita soledad en esos momentos en que precisa con urgencia un apoyo, una mano a la que asirse.
Un abrazo, Ángeles.
Realmente triste y mas comun de lo
que pensamos.
Alguna historia también conozco yo
y que impotencia ante estas situaciones.
V.C.
Qué buena historia y qué bien contada!! Se me ha puesto un nudo en la garganta.
Enhorabuena, Ángeles.
Un abrazo bien grande
La vida real, cruel pero que es eso real, aunque muchos miren para otro lado.
Tú le has dado vida.
Cariños
Pones la piel de gallina, Ángeles. Además, muy buenas y muy gráficas las descripciones iniciales. Y un besazo para ti
!!Uff!!, se encoge el alma al leerlo.
Mucho más al saberlo posible, que de
éstos casos hay muchos, por desgracia.
Buena entrada Ángeles, de fe de tu
buen hacer como comunicadora.
Besos.
lamentablemente eso pasa más de lo que pensamos, jovenes adolescentes que abortan porque no ven otra salida, pero lo ideal sería que no se hubiese quedado embarazada, hace falta una buena educación sexual para evitar estas cosas que marcan de por vida. Gracias por tu comentario en mi blog.
Un besito
Hola, Amgeles:
Triste, muy triste desenlace... desventurado y canalla ese hombre.
Coincidencialmente en mi última entrada hablo de un ángel en el cielo.
Abrazos.
Suena real...Cuántos casos se darán como el que tan bien nos describes.
Un abrazo.
Pues vaya un texto, desde luego describes muy bien la miseria del ser humano. Un abrazo
Pobrecilla, Toro , es verdad.
Un abrazo Á
Tremenda realidad, pero evidente.
Un abrazo Á.
V.C. a pesar de la impotencia habría que intentar echar una mano, dentro de nuestras posibilidades, claro.
Un abrazo Á.
Gracias ana por tu comentario.
Un fuerte abrazo Á.
Abuela es muy bonito lo que dices de mi relato "que le he dado vida".
Gracias.
Un abrazo Á.
Gracias Jose A. Para las descripcines iniciales me ayuda un poco "la praxis".
Un abrazo Á.
angela, me alegra mucho ser capaz de comunicar con mis palabras lo que pasa por estos mundos de Dios.
Un abrazo Á.
Completamente de acuerdo contigo en lo de la educación sexual ana. si puedes echa un vistazo al post de hace unas semanas "en casa del cuchillo".
Aunque en este caso concreto quizás hay más calado.
Un abrazo. Á.
Buscaré tu entrada, Rafael.
Un abrazo Á.
Real o parecido, pasan muchas cosas a nuestro alrededor que a veces no vemos.
Un abrazo Flamenco Á.
Gracias curro, espero que también sepa describir la alegría, no solo la miseria.
Un abrazo Á.
Realmente estupendo el texto.
Saludos y un abrazo.
Feliz domingo.
Estupendo relato-denuncia. No sólo está muy bien narrado, con una prosa impecable, sino que además es reflejo de una situación, desgraciadamente, demasiado frecuente.
Besos
Muy bonito y triste relato.
Un abrazo
Ha vuelto a salir con fecha de día 10.
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